Campesinos e indígenas de todo el país marcharon por las calles mendocinas reclamando por sus tierras y por el derecho al agua. Esta actividad fue el cierre de unas jornadas en las que hubo más de 600 delegados de diferentes comunidades, quienes pidieron una reforma agraria que los incluya.

    “Queremos que el Estado y sus instituciones reconozcan a las organizaciones campesinas e indígenas como actores prioritarios para el desarrollo de políticas públicas, la implementación de programas, proyectos y la ejecución y control de inversiones en el sector”, sostuvieron los manifestantes en la Legislatura. La movilización partió llena de banderas de colores desde los portones del Parque General San Martín, pasó por la Casa de las Leyes y terminó en la Casa de Gobierno. En cada una de las paradas se realizó una representación teatral sobre el avance de las ciudades en detrimento del campo y de sus históricos reclamos de justicia.

DERECHOS. Los campesinos e indígenas que se manifestaron también pidieron una vida digna que incluya vivienda, salud, educación, producción y comercialización de sus productos. “Soñamos entre todos y todas construir un nuevo poder que sea popular y desde las bases, donde participen las familias y comunidades con autonomía e independencia, que contribuya a una alternativa política democrática y participativa en conjunto con otros sectores del pueblo”, dice el fragmento de un documento que emitió este numeroso grupo como conclusión del encuentro nacional.

    Además, aprovecharon la oportunidad para invitar a más organizaciones a sumarse a la movida que están encarando en todo el país para intercambiar conocimientos y productos, y “reforzar los valores indígenas como base de la nueva sociedad”. Para concretar esta idea, exigieron leyes que contemplen la realidad campesina indígena, la formación de docentes para estas comunidades como así también una universidad que revalorice los saberes populares. Al grito de “tierra, agua y justicia”, los representantes de estas comunidades aseguraron que están cansados de ser atropellados por los distintos gobiernos.

    “Vamos a continuar con nuestra lucha, no vamos a parar por nada del mundo”, dijeron al unísono. Además, pidieron que los legisladores se pongan al frente de una política que evite la tala indiscriminada de árboles, el avance de la desertificación, la contaminación del agua, la explotación laboral de su gente y el éxodo del campesinado a la ciudad. De esta forma, los campesinos e indígenas revalorizaron el potencial de la naturaleza y se quejaron por los cultivos transgénicos.