Que la bulimia, la anorexia y otros trastornos de la alimentación son dolencias sociales vigentes y graves es una verdad que, día a día, la realidad se encarga de confirmar. Sin embargo, Mendoza no cuenta aún con un programa integral, único, gratuito y que no se fije en límites de edad para abordar este tipo de patologías. La problemática se agrava si se tiene en cuenta que existe un proyecto de ley para la creación de tal entidad, el que cuenta con media sanción de Senadores, pero que está cajoneado hace tiempo en la Comisión de Salud de Diputados.

    El proyecto indica que tal programa serviría para que las enfermedades de esta índole se traten en los hospitales de referencia de cada departamento. La propuesta pertenecería a la órbita del Ministerio de Salud, por lo tanto, esta cartera debería gestionar los fondos para ponerlo en marcha. El senador Diego Seoane (UCR), autor del proyecto, explicó que decidió impulsar su creación a partir de que le tocó vivir una situación familiar relacionada con esta problemática.

    Por esto es que comprende las falencias del sistema, sobre todo en cuanto a los pacientes adultos, mujeres en su mayoría, quienes no encuentran una contención integral para sus dolencias en el ámbito estatal. Seoane explicó que el único programa de salud pública que existe para abordar trastornos alimentarios es el que funciona en el Hospital Humberto Notti y sólo atiende a jóvenes de hasta 18 años. El inconveniente fue confirmado por el coordinador del hospital de día de ese efector, Carlos Cazorla. El médico explicó que, si es de estricta necesidad, su servicio puede incluir pacientes que superan esa edad, pero la situación se complica a la hora de tener que internarlos, ya que no es fácil que los médicos del Notti acepten la internación de pacientes anoréxicos que superen los 18 años.

    Con respecto a los motivos por los cuales el proyecto no obtiene la media sanción necesaria, el legislador José Luis Montaño (UCR) manifestó que no se ha tratado porque se han priorizado otros temas. Señaló, además, que no ha sido mucha la insistencia que Seoane ha demostrado para solicitar que la comisión se expida con mayor rapidez. Si bien hace algunos años las personas adultas que padecían trastornos alimentarios eran tratadas en un consultorio especial que funcionaba en el Hospital Carlos Pereyra, hoy este servicio no existe más.

    Actualmente, los pacientes con bulimia y anorexia son asistidos en los neuropsiquiátricos, pero su atención no es multidisciplinaria, tal y como la enfermedad lo exige. En la provincia existen instituciones privadas –como ALDA, que funciona en San Rafael– donde pueden acudir las personas con este tipo de enfermedades, pero los tratamientos no son gratuitos.