En el acto por el Día del Maestro realizado en laza Sarmiento se homenajeó a los docentes cesanteados por la última dictadura militar y se puso el acento en la discusión del nuevo proyecto de ley nacional de educación que a fines de este mes estará llegando a la provincia. La organización del acto estuvo a cargo del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación (SUTE), en conjunto con la Asociación Mutual de los Educadores Provinciales Jubilados y la Casa del Maestro. Del encuentro participó el coro del SUTE y la orquesta municipal de Rivadavia, Blas Blotta.

HOMENAJE. A 30 años de la dictadura militar se realizó un homenaje a quienes fueron perseguidos, desaparecidos, cesanteados y exiliados por el gobierno de facto. De una nomina de unos 60 docentes cesanteados, sólo pudieron asistir alrededor de 15, entre ellos, Alfredo Bizquert (65) y Jorge Herrera (87), quienes recordaron sus experiencias. Ambos fueron cesanteados en abril de 1976 con el primer decreto provincial. Bizquert, en ese entonces, era director en la escuela Rafael Obligado, ubicada en Dorrego.

   “Las causas, así como las explicaciones, nunca me las dieron, era potencial subversivo o peligroso”, recordó el docente, quien sufrió amenazas directas sobre su familia. “Me citaron a la Casa de Gobierno y un milico que había de subsecretario de Educación me solapeó y me levantó del cuello diciéndome que si yo protestaba no veía más a mis hijos”, comentó Bizquert. Por su parte, Herrera, quien era inspector técnico regional, se enteró de su cesantía a través de las páginas del Boletín Oficial.

    “En la nómina de los cesanteados, a mí no me correspondía indemnización debido a que estaba considerado como un factor de perturbación en el gremio”, recordó el hombre, quien había sido secretario general del Sindicato del Magisterio de Mendoza. “Tuve los temores de todos los compañero, no sabíamos para dónde agarrar, por lo que me encerré en mi casa con los libros y dejé pasar el tiempo”, explicó el docente, quien retomó la actividad tras el regreso de la democracia, en 1983. Ambos hombres confirmaron ser parte del grupo de personas que recibirán una indemnización de parte del Gobierno por la cesantía durante el último proceso militar, pero hasta la fecha no han cobrado un solo peso y temen que los políticos se valgan de esto para hacer campaña. “Una vez más, no cumplen con lo que prometen”, destacó, molesto, Herrera.