El rechazo por el dólar con “cara chica” provoca inestabilidad en el mercado inmobiliario. La compra y venta de inmuebles pueden caerse porque los vendedores no quieren estos billetes, por los que pueden pagar hasta un 5% menos de su valor.
Los llamados dólar “cara chica” son los que se imprimieron en los Estados Unidos hasta 1996. En el billete de u$s100 está Benjamin Franklin dentro de un marco ovalado y que, en términos de dimensiones, es más pequeño en comparación con las versiones impresas más tarde.
La versión más reciente de los billetes estadounidenses es la que tiene una banda azul que lo atraviesa y la cara de Franklin aparece en primer plano, sin el óvalo. Ese es el billete llamado “cabeza grande”, y la banda azul es una medida de seguridad adicional con la que se busca evitar las falsificaciones.
El motivo por el que lo resisten es quienes lo ahorran “debajo del colchón”, los suelen guardar doblados o atados, causando su deterioro con el tiempo.
“Cuando los van a cambiar al mercado informal o a las casas de cambio no los toman o lo hacen a un precio menor porque después no pueden dárselos a otras personas, algo que afecta a quienes quieren vender o comprar inmuebles en una operación inmobiliaria”, explicó Enrique Abatti, titular del estudio Abatti & Rocca en Mar del Plata.
El letrado sostiene que este tipo de billetes en moneda extranjera se toman en el mercado a un 5% menos de su valor por unidad de dólar.
Para Abatti, todo comenzó entre 2018 y 2019 cuando en las operaciones realizadas por pequeñas y medianas inmobiliarias, que realizan sus operaciones únicamente en efectivo, empezaron a no aceptar que los compradores entreguen dólares billetes de “cara chica”.
Al momento de avanzar con una negociación, el propietario del inmueble cuenta con una serie de medidas que puede adoptar para evitar recibir estos billetes:
“El mercado de por sí viene bastante deprimido, sumado a esto nos encontramos con gente que necesita vender y por ello deciden aceptar este tipo de billetes y después les sea complicado cambiarlos o circularlo porque se les asigna menor valor. Es algo que empezó como un hecho esporádico que al pasar el tiempo se convirtió en costumbre”, sentenció el letrado.
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