El abogado de la familia Libedinsky, la joven asesinada junto a su psicólogo en el mes de julio, solicitará, la semana próxima, al fiscal especial Eduardo Martearena que el padre del único imputado de la causa, Mauricio Suárez, sea sometido a un examen de ADN. Según explicó el letrado Gustavo Schiavi, la querella quiere corroborar si una de las manchas de sangre halladas en la escena del crimen corresponde a Suárez, y para eso entienden que, si el progenitor del imputado,Argentino Suárez, se somete a un examen de sangre, el misterio sobre quién cometió el crimen podría desvelarse.

         Después del homicidio –cometido en el consultorio de Barcala 484 de Ciudad–, los investigadores encontraron manchas de sangre que pertenecen a tres personas (dos eran de las víctimas) y Schiavi quiere certificar si una de esas personas es el imputado. Para esto, y teniendo en cuenta que Suárez está prófugo desde el 16 de julio, cuatro días después del cruento crimen, la querella pedirá que sea el padre del acusado quien se preste para realizar el cotejo de ADN. “Como constituye un objeto de prueba, entendemos que no tiene por qué negarse”, manifestó Schiavi.

ANTES NO HABÍA ACCEDIDO.

       Sucede que, un par de meses atrás, el fiscal le pidió al padre de Suárez que se hiciera el ADN –no hubo una solicitud formal–. El hombre se negó “porque estaba atravesando por un fuerte estado emocional”, situación que Martearena terminó por entender y no volvió a insistir con ese pedido. Por otra parte, el querellante se refirió a la posibilidad de presentar una demanda civil a la aseguradora de Piottante por mala praxis.

         Explicó que, si bien la idea aún persiste –y de manera firme–, agregó que “es necesario ser muy exhaustivo antes de realizar una acción por daños y perjuicios en un hecho con estas características”, ya que hace falta determinar si la muerte de Libedinsky está vinculada con la relación sentimental que mantenía con el profesional asesinado. “Tiene que haber una relación de causalidad, y en principio la hay. No obstante, hay que hilar muy fino”, vaticinó el letrado.

        Es decir, si la joven fue al consultorio para ser asistida profesionalmente por el psicólogo y se quedó después de tiempo, una vez finalizada la sesión. Esto estaría reforzado por el hecho de que las muestras de semen halladas en el apósito que tenía Libedinsky concuerdan con las de Piottante, por lo que sería difícil demostrar lo contrario. Según los investigadores del caso, hay pruebas en contra para que Suárez sea el único sospechoso de haber cometido el doble crimen. El hecho de la fuga es algo que juega en su contra, así como las huellas de zapatillas encontradas en el consultorio, que concuerdan con el calzado del imputado.