Así le decían a Luis Báez cuando realizaba, como todos los días, el reparto del diario a sus clientes lasherinos. Ahora, una sencilla casa de barrio recién entregada en Panquehua, de Las Heras, quedará ocupada por una familia destrozada que reclamará justicia por el resto de sus días. Tanto la esposa del canillita, Esther González, como sus hijos, Martín (25), Marcelo (24) y Nadia (22), viven el profundo dolor que les causó la inseguridad que no decrece.
En diálogo con El Sol, Martín Báez aseguró que “quiero hacer justicia yo. Porque sé bien quiénes son esos delincuentes, también trabajo repartiendo diario en la zona”. “Estos chorros me la van a pagar”, dijo afligido el hijo mayor de Báez. Según contó Martín, su padre ya había sido víctima del robo de una moto hace un tiempo atrás, pero que había quedado impune el hecho. Es por eso que el joven creería saber quienes son los delincuentes que dieron muerte a su padre. La sala velatoria de calle Moreno estaba plena de familiares, amigos y vecinos que trataban de hallar una respuesta a tan terrible hecho delictivo