Julio César Alandi Tejerina es considerado uno de los jefes narco de mayor poder y alcance de distribución de cocaína y marihuana en el Gran Mendoza. Después de años de seguimiento, finalmente la Policía contra el Narcotráfico (PCN) lo capturó el viernes 27 de agosto mientras escapaba en su camioneta con una importante cantidad de dinero por las calles de Ciudad.

Alandi Tejerina es conocido como el Boliviano César. Tiene 45 años. Y una investigación que duró poco más de dos meses permitió el día de su caída secuestrar 7,170 kilogramos de marihuana y 1,495 de cocaína en una propiedad que conocía.

Las sustancias estaban escondidas en el domicilio de una pareja que respondía al presunto jefe, a un par de metros de donde tenía su agencia de compra-venta de vehículos.

Andrea Susana Farías (26) y Cristian Fabián Valdez (42), llamado el Loco o Gordo Pepe, quedaron complicados en la instrucción federal por el acopio y la venta de la mercadería que sería del Boliviano César.

Hace pocos días, la Cámara Federal de Apelaciones, con la firma de los jueces Alfredo Rafael Porras y Juan Ignacio Pérez Cursi, no hizo lugar a los recursos de apelación que presentaron los detenidos y confirmó el procesamiento con prisión preventiva dictado un mes después de las detenciones.

Básicamente, los camaristas entendieron que, para esta etapa del proceso, el trío debe continuar en la penitenciaría hasta que llegue a juicio oral.

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Detrás de las resoluciones judiciales hubo una pesquisa de la PCN que permitió conocer cómo se desarrollaban las maniobras de comercialización de estupefacientes en Guaymallén. Para los investigadores no se trataba de un simple “quiosquito” para la venta al mejor estilo narcomenudeo (pequeñas cantidades). Estaban ante la venta “por ladrillos” de marihuana o “panes” de cocaína, tal como detallaron a El Sol.

Efectivamente, gracias a las tareas policiales de campo en un domicilio de calle Servet de Guaymallén y las escuchas telefónicas que desarrollaron después del 3 de mayo, cuando ingresaron una serie de denuncias anónimas sobre el modus operandi de los sospechosos, se confirmó que la droga, agregaron las fuentes consultadas, era propiedad de Alandi.

Justamente, la defensa del señalado cabecilla cuestionó las pruebas incorporadas para que dicten la medida cautelar porque, surge de los procedimientos policiales, no le encontraron estupefacientes en su poder.

Sin embargo, los diálogos registrados entre el Gordo Pepe y su mujer, además de otros familiares que continuaron hablando sobre los estupefacientes después de los allanamientos y secuestros realizados, fueron suficientes para mantenerlos en una prisión federal.

El 19 de agosto, Farías habló con el Gordo Pepe y le dijo: “El César ya me dio la plata y se la voy a llevar a la mujer del Damián…”.

Para los investigadores, esta fue una de las pruebas que confirmar la relación entre la pareja y el Boliviano César.

Pero no sólo eso. En las comunicaciones dejaron entrever que sabían que podían recibir la visita de la policía en cualquier momento. Hacía referencia a que les iban a “reventar” la casa y que debían “limpiarla”.

De la investigación surge que Alandi era responsable de una agencia ubicada a dos casas del Gordo Pepe y Farías. Y la proximidad fue una prueba fuerte para confirmar la conexión.

En una comunicación que tomaron los policías un día después de las detenciones, realizada por una presunta hermana de Valdez con un hombre no identificado, comentaron lo que había sucedido durante los allanamientos. “Se lo llevaron al Gordo… Y también a la Andrea”, dijeron.

En una parte de la charla, el NN le preguntó a la señalada hermana de Valdez si habían encontrado algo en el procedimiento, y recibió como respuesta: “Hasta las bolas, porque encima la boliviana culiada esa de la Alandi, ayer le había llevado nueve kilos a la Andrea. La Andrea vendió tres y le quedaron seis, así que estaban hasta las pelotas, bueno, pero ahí se tienen que hacer cargo los Alandi, si las cosas son de ellos así que… Bueno, si cierra el orto que se coman los garrones ellos, si le gusta cubrir a los giles esos… hace dos semanas que les venían diciendo que limpie, que limpie, pero ahí, bueno, como es la movida de los Alandi, que los Alandi se las rebusquen, que los Alandi le pongan el abogado todo lo que tengan que hacer”.

Ver también: El pasado narco del Boliviano César: la causa con agentes encubiertos y la condena

El Ministerio Público, a la hora de argumentar el caso para evitar que el trío recupere la libertad, aseguró que el hecho de que no existan escuchas entre Alandi y su familia o no le hayan encontrado sustancia estupefaciente en su poder no alcanza para desligarlos de la causa.

Esto porque la prueba existente se desprende del resto de los elementos valorados, es decir, las denuncias anónimas, las intervenciones telefónicas a los coimputados (Valdez y Farías), la cercanía de la concesionaria de Alandi y las comunicaciones de terceros, que lo ubican como el principal responsable de la droga secuestrada.

En un fallo al que accedió El Sol, los jueces coincidieron con estos argumentos de la fiscalía y decidieron no hacer lugar a la apelación presentada.

Los allanamientos. La primera de las medidas se desarrolló en Servet 2157 de Guaymallén. Allí vivían Valdez y Farías. De las escuchas surgió que acopiaban sustancia estupefaciente para el Boliviano César.

Allí, en el interior de un ropero, dieron con tres trozos de marihuana que pesaron 6,480 kilogramos. Debajo de la cama había más droga: un ladrillo y medio de cocaína con un peso total de 1,495 kilogramos.

Mientras allanaban en esa propiedad, otros policías fueron en busca de Alandi en Ciudad. Se encontraba en una propiedad de calle Soler e intentó escapar cuando avanzaba la medida.

Le cortaron el paso mientras iba al mando de una camioneta Fiat Toro. Llevaba 70.000 pesos que podrían ser producto de la venta de drogas.

De la vivienda incautaron una Toyota Hilux y casi 1. 900 dólares.