Uno de los presuntos asaltantes acusado de matar a Esteban Emilio Olivera, hace dos semanas en Las Heras, fue detenido este jueves tras un par de allanamientos en El Challao. Pero los detectives del caso no se relajan y continúan abocados a la captura de su señalado cómplice, a quien consideran el más peligroso del dúo de sospechosos

Para los pesquisas, el menor que fue detenido, conocido como el Brunito, actuó en el hecho pero no fue el autor de los disparos. A través de las diferentes pruebas recolectadas, apuntan a que el matador fue Enzo Leonardo Figueroa Arriaga, de 24 años. 

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El prófugo que tiene el expediente es oriundo del asentamiento Güemes, ubicado a pocos metros del lugar donde fue ultimada la víctima y que se ha transformado en base para varios ex convictos, a quienes responsabilizan por la inseguridad reinante en esa zona.

Justamente, vecinos y testigos aseguran que semanas antes del homicidio de Olivera, el Leito y el Brunito ya salían a delinquir juntos, por los que fueron apuntados desde un principio, tras el hecho de sangre, de acuerdo con fuentes policiales.

Además, sus características físicas coincidían con las aportadas por un testigo presencial del asesinato y las observadas en las imágenes de una cámara de seguridad de una vivienda que captó el asalto letal.

Esas y otras pruebas permitieron solicitar la captura de ambos y la mañana de este jueves los sabuesos de la División Homicidios atraparon al menor en el barrio San Isidro I, oculto en la casa de unos familiares.

En horas de la tarde, el fiscal Gustavo Pirrello imputó al adolescente, de 16 años, como coautor del delito de homicidio criminis causa –matar para lograr la impunidad en otro hecho– en concurso real con robo agravado por el uso de arma de fuego y por la participación de un menor en grado de tentativa. 

Esa calificación prevé como única pena la prisión perpetua en el Código Penal, pero al tratarse de un menor de edad, le corresponde un castigo menor, en caso de que le dicten la responsabilidad penal.

El hermano desaparecido

Los detectives de Homicidios conocían con anterioridad a la familia de Figueroa, debido a que desde hace más de dos años investigan el paradero de su hermano.

Juan Alejandro Figueroa, de 28 años, dejó de ser visto a comienzos de abril de 2019. Por ese entonces, vivía en el asentamiento Todos Unidos, un sector de la villa Covirpol, en el distrito lasherino de El Resguardo.

Tras su desaparición, la familia denunció que el joven había sido asesinado y arrojado a un pozo séptico. Por eso se realizaron varios rastrillajes, pero el resultado siempre fue negativo.

Inseguridad que mata

Fue la mañana del jueves 8 de este mes cuando Esteban Olivera salió de su casa del barrio Almería, en Panquehua, para ir a tomar el Metrotranvía y dirigirse a su trabajo en Luján de Cuyo

Pero a unos 200 metros del complejo en el que residía, cuando iba por la intersección de calles Sargento Cabral y Avellaneda, delincuentes lo sorprendieron. 

Uno de ellos portaba un arma y lo amenazó para que le entregara sus pertenencias, pero Olivera hizo caso omiso a las exigencias y siguió caminando. Eso provocó la bronca del malviviente, que le propinó un primer balazo en una pierna.

Seguidamente, aprovechando que estaba malherido, el sospechoso le quiso arrebatar el celular, pero la víctima se resistió. Fue allí cuando recibió un segundo impacto de bala en el pecho, que lo dejó tendido en el piso. 

Tras ser alertada la situación al 911, policías y una ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC) arribaron al lugar, pero los médicos sólo pudieron constatar el deceso del hombre.