Entre el 2011 y el 2015 se desarrollaron una serie de investigaciones contra organizaciones narco que permitieron el secuestro de miles de kilos de cocaína y marihuana que venían desde Bolivia y Paraguay, pasaban por Argentina y terminaban, en la mayoría de los casos, en Chile, donde se duplicaba o triplicaba su valor.

Siempre con la mira puesta en un ciudadano argentino identificado como Omar Oso Argumedo, preso en el vecino país porque lo marcaban como uno de los líderes de las bandas, se profundizaron las pesquisas.

El Oso no es un personaje desconocido para los detectives: se lo califica desde asaltante de bancos (perpetró uno en una sucursal del desaparecido Banco de Mendoza de Medrano en 1998) hasta dedicado al comercio de estupefacientes a grandes escalas. Por estos últimos hechos recibió 12 años de cárcel y pasa sus días en un centro de detención de Santiago.

De esas causas se fueron desprendiendo otras que permitieron conocer en detalles los movimientos de los integrantes de los grupos delictivos, como la que decantó en el secuestro en junio del 2015 de 60 kilos de marihuana compactada que habían sido adquiridos en el norte argentino para su comercialización en Chile.

Esa pesquisa en conjunto entre la Policía contra el Narcotráfico (PCN) y la Policía de Investigaciones (PDI) chilena generó la captura de siete sospechosos en Mendoza. Y, en el 2017, Rodolfo Porteño Araujo (46), Oscar Sergio Acosta (55), Mercedes de Jesús Godoy (52), José Luis Galván (alias Miki), Hernán Oscar Salinas (apodado Gurí) Alejandro González y Ana María Oviedo fueron juzgados durante semanas, pero terminaron absueltos porque no se pudo comprobar su participación en la maniobra delictiva durante un juicio que se celebró en los Tribunales Federales.

Sin embargo, la fiscalía, a cargo de María Gloria André, presentó un recurso de casación y el resultado fue contundente meses después: se ordenó que todos los sospechosos –menos el Gurí Salinas, fallecido– sean juzgados nuevamente porque no se valoró correctamente la prueba en el primer debate oral.

En setiembre de este año comenzó el nuevo juicio en el edificio de calles España y Pedro Molina y este lunes finalizaron los alegatos de las partes antes de que se diera a conocer el fallo.

Esta vez, la organización no zafó de recibir años de la cárcel cuando se ventiló el veredicto de los jueces del Tribunal Oral Federal Nº1 Alberto Carelli, Héctor Cortés y Daniel Doffo.

La fiscal André había solicitado penas para todos los que se sentaron en el banquillo cuando argumentó el caso durante los alegatos.

De esta forma, el Porteño Araujo recibió la pena más alta: seis años y medio de prisión. Mercedes de Jesús fue sentenciado a seis años y Oscar Sergio Acosta y el Miki Galván a cinco años y medio.

Por último, Oviedo y González (seguirá preso por otra causa) recibieron dos años y medio de prisión de ejecución condicional.

Las calificaciones fueron variadas de acuerdo con cada caso, pero hubo responsabilidades desde transporte de estupefacientes agravado por la participación de tres o más personas e infracción al Código Aduanero (exportación de estupefacientes que por su cantidad estuviesen destinados a ser comercializados dentro o fuera del territorio argentino).

Trabajo profundo

De la investigación surgió que, entre el 13 y 14 de marzo del 2015, Salinas y Godoy trajeron a Mendoza desde Misiones, al menos, 60 kilos de marihuana.

Araujo, se comprobó en el debate, era el encargado de organizar el transporte de la droga y venía desde Bueno Aires. Para esos días, llegó en un vuelo de Austral y comenzó a ser seguido por los detectives.

Acosta y Galván tenían otro rol de importancia, como la coordinación la maniobra para concretar el contrabando de la mercadería hasta Chile. En ese país, finalmente, secuestraron el cargamento unos diez días después.

De la instrucción surgió que Oviedo y González participaron en las maniobras para que los panes de cannabis terminaran en el vecino país.

La mujer habría ayudado a que la organización eludiera los controles en el paso fronterizo y González, trasladando más de 153.000 pesos que estaban destinados a pagar el cargamento, mientras parte de la gavilla se encontraba parando en un departamento de calle Catamarca, de Ciudad.

La PCN realizó una serie de escuchas telefónicas que fueron clave para la causa. Sirvieron para confirmar las relaciones y saber el modus operandi de la organización, debido a que hacía tiempo que venía cometiendo tráfico de drogas hacia Chile.

Se cree que esta pata de la banda llevó al vecino país más de 200 kilos de marihuana y podrían ser más siguiendo la hipótesis de que el Oso Argumedo lidera sus conexiones desde una celda de Santiago.