Desde que Leonardo Jorge Narciso Hisa Pedrasa regresó a prisión tras ser condenado a reclusión perpetua por el femicidio de su esposa, la empresaria Norma Ethel Carleti Ferrari, no ha logrado adaptarse a la vida intramuros.

Tal como sucedió en su anterior estadía carcelaria, el ex legislador radical dejó de consumir alimentos y se sumergió en un estado de evidente depresión. La situación fue advertida por sus familiares y las autoridades del complejo Penitenciario San Felipe, que tuvo como destino tras la sentencia. 

Durante las semanas posteriores a su vuelta al penal, alternó entre internaciones en diferentes nosocomios debido a su cuadro psiquiátrico, que derivó en complicaciones físicas. Debido a que su situación empeoraba cada vez que regresaba a la cárcel, quedó internado indefinidamente en el Hospital El Sauce.

Los abogados de Hisa, Daniel Álvarez y Daniel Sosa Arditi, aún no han solicitado ningún beneficio, pese a la situación que atraviesa su cliente. Esto porque se encuentran a la espera de que evolucione a través de tratamiento que está recibiendo y también porque aguardan la resolución del recurso de casación que interpusieron ante la Suprema Corte por la sentencia en su contra.

Además, los letrados ya habían presentado un habeas corpus a finales de mayo, debido a que las autoridades penitenciarias no permitían que los especialistas le brindaran el cuidado adecuado al ex legislador.

Desde el Servicio Penitenciario (SP), habían establecido una serie de condiciones para trasladar a Hisa al El Sauce: no debía recibir visitas, no podía ser revisado por su psiquiatra particular y no podía salir al patio, entre otras restricciones.

A través del recurso presentado, un juez determinó que el estado de salud de Hisa había empeorado notablemente y su vida estaba en riesgo, por lo que fue trasladado el de viernes 2 julio al Hospital Central para ser estabilizado.

Allí permaneció hasta el miércoles 7 de ese mes, cuando lo derivaron El Sauce a continuar con su tratamiento, ahora sin las restricciones anteriormente exigidas por el SP.

“La realidad es que Hisa no quiere vivir más, se autolesiona, sólo come una galletita con queso cuando lo va a visitar algún familiar”, reveló el abogado Sosa Arditi a El Sol. Pero el letrado aclaró que “no se trata de una cuestión voluntaria, sino que es consecuencia de un problema de salud que sufre desde hace tiempo”.

Por las mismas complicaciones había pasado Hisa después de ser detenido por primera vez, tras el femicidio de su esposa, allá por junio de 2018. En aquel entonces, el empresario sólo duró poco más de cuatro meses tras las rejas, ya que le dieron la domiciliaria en noviembre porque presentaba un diagnóstico de desnutrición, depresión y trastorno de la personalidad, que le generó, entre otras cosas, perder cerca de 30 kilos.

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Fue el juez Fernando Ugarte -que luego terminó apartado de la causa- quien le otorgó el beneficio tras una audiencia en la que Hisa se mostró sin remera frente a las partes, exhibiendo su cuerpo en estado de extrema delgadez.

Días antes de eso también tuvo que ser internado en el Central durante seis días. A esto se le sumó un informe del Cuerpo Médico Forense (CMF) que sostenía que “el servicio sanitario del penal y su infraestructura no reúnen los requisitos para cumplimentar las indicaciones médicas recomendadas” para tratar al ex dirigente radical. 

Actualmente, la situación no cambió demasiado y la historia es prácticamente la misma. Frente a la imposibilidad de tratar a Hisa en el penal, por ahora su internación en El Sauce es la mejor opción para las autoridades.

Así las cosas, el futuro del ex legislador depende de los avances que muestre a partir del tratamiento que está recibiendo y de lo que defina la Suprema Corte sobre la condena a perpetua por el asesinato de su esposa.

El femicidio de la empresaria

El crimen de Carleti se registró la madrugada del lunes 5 de marzo del 2018 en el domicilio de calles República de Siria y Almirante Brown, del citado departamento valleuquino.

De acuerdo con la pesquisa, al menos, dos sujetos ingresaron a la propiedad de la mujer y la atacaron cuando se encontraba en la cocina.

El agresor utilizó dos cuchillos que estaban en ese sector de la casa, con los que apuñaló a la empresaria 55 veces, en diferentes partes del cuerpo.

Durante el juicio, los jurados avalaron la versión de que Leonardo Hisa, quien se estaba divorciando de la mujer, contrató a los Guerrero para matarla a cambio de una suma de dinero.

Por ese motivo fueron detenidos a días del asesinato los hermanos Kevin, Alexis y Ever Guerrero -quedó desligado-, a los que se le sumaron tiempo después su padre, Juan Carlos, y su madrastra, quien fue sobreseída.

Hisa, Juan Carlos y Kevin Guerrero, terminaron condenados a perpetua, mientras que Alexis recibió una pena de cinco años de prisión por robo seguido de muerte. Debido a que no tenía antecedentes previos, recuperó la libertad a los pocos días de finalizado el debate.