Diego Aliaga, la víctima.

Se presentaba como entrador y amigable para seducir a sus “socios” y así encaminar negocios millonarios.

Siempre utilizando el mismo discurso, un sello que lo caracterizaba: que se codeaba con diversos hombres del poder y lograba lo que nadie podía. Diego Aliaga (51) fue asesinado a fines de julio del año pasado en un lugar no determinado entre Guaymallén y Ciudad, luego de conflictos personales con quien era su socio, Diego Barrera.

Desde ese momento, todo cambió en la Justicia federal mendocina. Se trata del ex despachante de aduana que es nombrado en el Bentogate como el nexo o facilitador entre los abogados e imputados para que pagaran coimas a cambio de modificaciones de calificaciones y excarcelaciones en el Juzgado Federal Nº1 de Mendoza, a cargo de Walter Bento. La megacausa tiene 16 imputados y en las próximas horas se definirá si el magistrado es suspendido de su cargo.

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En la instrucción del fiscal general Dante Vega y el juez Eduardo Puigdéngolas figura la declaración de un comerciante de 54 años –se reserva su identidad por pedido de los investigadores– que confirmó el modus operandi de aprietes que mantenía Aliaga en la calle.

Para los pesquisas, se transformó en una de las declaraciones más importantes del expediente porque evidenció que Aliaga, mencionado como el hombre que hablaba directamente con el magistrado después de pactar las coimas con los abogados e imputados de las causas, manifestaba que tenía vínculos con jueces.

Este comerciante ya había realizado una denuncia penal contra Aliaga en el 2012, la que fue investigada por los otrora fiscales especiales (algunos, hoy en Homicidios).

El expediente del fuero local terminó con Aliaga sobreseído, pero el denunciante contó en detalle cómo conoció al llamado nexo, qué lo obligaba a hacer y lo que le decía sobre el círculo en el que se movía. Lo mismo ratificó hace poco tiempo en la Justicia federal.

El hombre dijo que comenzó a tener una relación comercial con Diego Aliaga porque tenía una empresa dedicada al mayoreo a granel de combustible y este quería incursionar en el negocio.

Aliaga propuso armar un depósito de combustible y ofrecía una propiedad en Rodeo de la Cruz. La sociedad era simple, a pesar de que nunca firmaron ningún papel tipo contrato que lo acreditaba: el comerciante adquiría la mercadería –estaba habilitado a comprar en cualquier petrolera– y Aliaga, el lugar de acopio.

El denunciante dijo que, de un momento para el otro, Aliaga comenzó a cambiar de actitud y que se jactaba de vincularse con gente del poder: “Me decía que se manejaba con jueces, el poder, que él había sido un gran desapachante de aduana y contrabando. ‘Te voy a percutar’, me decía”.

En su declaración, contó que Aliaga no quería firmar ningún contrato para establecer las participaciones en el negocio y que esto motivó que cambiara la actitud e iniciara amenazas contra su familia.

Explicó que le repetía que lo “iba a percutar” –entendió que era matar– y que se basaba en que conocía a todos, principalmente jueces, y el manejo del poder.

Por último, señaló que Aliaga comenzó a ir a su casa para obligarlo a firmar papeles con la intención de quedarse con algunos bienes, como su vivienda o un vehículo. Incluso, llegó a firmar un 08 en blanco mediante amenazas.

Detalló sobre este tema que, un día, Aliaga le pidió el auto para mostrárselo a su esposa y no se lo devolvió más, después de haber firmado el formulario de transferencia de un automotor.

El caso de este comerciante sirvió en la instrucción de Dante Vega para confirmar que Aliaga “aseguraba tener relaciones con jueces” y la forma en la que se movía en la calle, similar a los casos en los que, supuestamente, contrabandistas pagaron para obtener ciertos beneficios en el juzgado del magistrado sospechado.

En detalle

La causa que tiene al juez Walter Bento imputado por asociación ilícita, cohecho, enriquecimiento ilícito y lavado de activos tiene 16 sospechosos. Tres son abogados, hay contrabandistas y también un narco llamado Walter Bardinella Donoso.

Gracias al teléfono celular de este malviviente se conocieron comunicaciones entre los letrados y Aliaga, quien, al parecer, tenía como objetivo llegar al magistrado.

La hipótesis fiscal es simple: sostienen que algunos imputados cambiaban de abogado, contrataban a los sospechados Martín Ríos, Matías Aramayo y Luciano Ortego, y mantenían contacto Aliaga y este con el juez para lograr beneficios.

Investigado

En las últimas horas, tal como reveló El Sol, se sumó un nuevo protagonista a la novela bautizada como Bentogate: un comisario que supo ser parte de la Policía contra el Narcotráfico (PCN) del Valle de Uco que habría mantenido contactos con Bardinella Donoso y se sospecha que quiso captar información del teléfono clave mientras era peritado.

Esto llegó a los responsables del área que trabaja los casos narcos en la provincia, que depende de Investigaciones, y el policía de alto rango fue desplazado para terminar recluido en una Comisaría de Tupungato.

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Desde el Valle de Uco agregaron más información a la aportada en las últimas horas y aseguraron que “se conocía la situación” del policía desde hace meses y que “se rumoreaba que mantenía contactos con Bardinella”.

La presunta participación del efectivo en el caso generó tanta repercusión que la Inspección General de Seguridad (IGS) comenzó a investigarlo de oficio.