El Instituto Balseiro (IB), que por estos días se ha visto amenazado ante la pretensión de crear una nueva universidad en la provincia de Río Negro a la cual se propone anexarlo, es un verdadero orgullo para la Universidad Nacional de Cuyo . Sin embargo, esta intención fue finalmente descartada. No está de más, de todas maneras, conocer sobre este centro de estudios. La importancia del IB está basada en la estrecha convivencia entre los estudiantes y los docentes, casi todos ellos investigadores del Centro Atómico Bariloche, en cuyo campo funciona el instituto. Los estudiantes se forman en un ambiente de investigación, desarrollo científico y tecnológico.

       Además, las becas otorgadas por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y otras instituciones posibilitan la dedicación exclusiva de los estudiantes. Desde su fundación en 1955, este sistema ha demostrado su eficacia en la formación de generaciones de científicos de destacada actuación. El instituto de física fue creado mediante un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la UNCuyo y lleva hoy el nombre de su primer director, el doctor José Antonio Balseiro. Él y otros pioneros impulsaron su desarrollo con el propósito de suplir un importante déficit en la educación superior de la física en Argentina.

       La primera promoción de licenciados en Física se graduó en 1958. En 1977 se incorporó a la vida académica la carrera de Ingeniería Nuclear, que se desarrolló paralelamente al ambicioso plan de energía nuclear impulsado por el Estado nacional. Hoy, nuevas carreras enriquecen la oferta académica del instituto, que se ha desarrollado simultáneamente con el Centro Atómico Bariloche. Durante el 2005 egresaron 74 alumnos, 41 de ellos del nivel de posgrado; mientras que en el ciclo 2006, se matricularon 222 estudiantes: más de 70 en las carreras de grado, mientras que, paralelamente, el resto está realizando.