Creemos que sólo la unión de padres y docentes puede forjar hombres de bien. Antes, los docentes y profesores eran honrados y se les enseñaba a nuestros niños que las instituciones educativas eran sagradas. Hoy vemos asombrados cómo un grupo de padres quiere justificar acciones cometidas por sus hijos, totalmente reñidas con el respeto a las autoridades del colegio. ¿Dónde está escrito que, para festejar, debo destruir, ensuciar y mandar al hospital a una compañera y a personal del colegio? ¿Por qué cuando el colegio llamó a los padres sólo concurrieron siete? ¿No había tiempo para ver qué habían hecho sus hijos?

       Sin embargo, ahora hay tiempo para defender lo indefendible y amenazar con que van a ir a la Justicia. Encontramos muy acertada la iniciativa de la señora directora de llamar a las autoridades policiales, porque, a través de las filmaciones, se sabría quiénes fueron. Era el único modo de que no paguen justos por pecadores. También nos parecen acertadas las medidas ejemplificadoras tomadas, porque debe quedar sentado el precedente para evitar males mayores: se nos acerca fin de año y no sabemos cómo puede terminar. Volvamos a los valores humanos a través del amor, la verdad, la honestidad. Con no violencia y paz lograremos un mundo mejor en donde el finalizar un ciclo y celebrarlo sea una fiesta donde participen todos: alumnos, padres y docentes.