Son un total de 7.000 millones de dólares los que Sergio Massa, ahora desde el control del Ministerio de Economía de la Nación, pretende conseguir para reforzar las reservas del Banco Central. Es la suma aproximada de todos los recursos que podrían llegar a las arcas secas del Estado, si es que terminan con éxito las negociaciones que el ministro reveló tener, el mismo día en que asumió, con tres bancos internacionales (dos americanos y uno inglés), con los organismos internacionales y con exportadores agrícolas y mineros para que acepten adelantar algo de la liquidación de divisas por las ventas de sus productos.

Sobre la base del éxito de tales gestiones, Massa ha desplegado esa serie de medidas para estabilizar una economía argentina que no ha dejado de dar malas noticias al país por la falta de un plan y por la carencia casi absoluta de confianza y de credibilidad en el gobierno encabezado por Alberto Fernández y compañía.

De lo que Massa no habló el miércoles, cuando esbozó su plan de acción, o al menos evitó dar detalles, es de la gira que en breve está confirmado que emprenderá hacia fines de mes por los Estados Unidos, Francia y Qatar. Se presume que, en los dos primeros destinos, Massa intentará acercar una ayuda para la Argentina y su gestión, haciendo especial hincapié en el volumen político que su llegada al ministerio le ha proporcionado al nuevo clima que pretende instaurar para potenciales inversores y, claro, operadores económicos que pueden considerar a Argentina, todavía, como un probable objetivo de negocios.

Pero es sobre lo que tenga como fin realizar en Qatar, donde se han concentrado las mayores incógnitas de su plan de acción. Todo apunta a que el Fondo Soberano de este emirato habría abierto una puerta para ofrecerle a la Argentina algún auxilio financiero especial. Así como los mercados respondieron sin euforia a las medidas anunciadas por Massa, esperando quizás el impacto real de las mismas una vez que estén en funcionamiento, de la misma manera los operadores se paran frente a las gestiones que, han trascendido, Massa encabezará con la familia Al Thani, la dueña del fondo soberano y del emirato sede del próximo Mundial de fútbol.

Las incógnitas están puestas en el interés de Qatar por ayudar a la Argentina. Un antecedente en la historia reciente entre el mundo árabe y Argentina, durante la gestión de Mauricio Macri, podría aportar algún elemento de comprensión sobre lo que hay detrás, aunque las diferencias de un momento a otro, en lo particular por la situación geopolítica mundial de entonces y las diferencias ideológicas y de rumbo, evidentes y existentes entre la administración del Pro y el actual cuarto gobierno kirchnerista. El antecedente aludido también tiene a Mendoza, como protagonista y referente a la vez, de una relación que prometía ser duradera y beneficiosa, pero que quedó trunca por algunas dudas y cuestionamientos políticos.

A poco de iniciarse el gobierno de Macri, en el 2016, Argentina decidió retomar un vínculo con el mundo árabe detrás de un acuerdo por ayuda financiera y transferencia tecnológica que se había iniciado en el 2014, en épocas de Cristina Fernández de Kirchner y Arabia Saudí. La presidenta de entonces había dejado en manos de su ministro de Economía, Axel Kicillof, la negociación por unos 100 millones de dólares, con la posibilidad de otros 100 más adicionales, que el fondo soberano saudí estaba dispuesto a ceder bajo una inversión condicionada a la Argentina. El ministro de entonces, hoy gobernador de Buenos Aires, le bajaría el pulgar luego de algunos encuentros en los que la desconfianza fue lo que predominó. Pero, los árabes estaban detrás de un plan global por conseguir locaciones en donde la inversión de sus recursos le proporcionaran alimentos, por sobre todo, y otros productos necesarios, como forrajes de calidad, para satisfacer una demanda en crecimiento, cada vez más exigente tras la salida de las revueltas cercanas producidas en Oriente Medio conocidas como la “primavera árabe”, que habían arrancado en Túnez en el 2008, extendiéndose hacia el 2011 y 2012.

Ya con Macri, además, los árabes ampliarían el interés por Argentina. Una Argentina que, para beneplácito saudí, no sólo se mostraba anti iraní, sino dispuesta a abrirse al mundo bajando retenciones, mostrándose como un socio confiable y gran proveedor de alimentos básicos, todos buscados con denuedo por Arabia, como los cereales de todo tipo, las harinas, el pescado y el forraje para el sistema lácteo, de acuerdo con lo que devela hoy un conocedor de aquellos encuentros.

A los árabes no solo les interesaba acordar con la nación gobernada por Macri, sino, además, extender su mirada en ciertas provincias, como Mendoza, Neuquén y Santa Fe. A Mendoza se le llegó a ofrecer una asistencia por 100 millones de dólares: 60 millones de dólares para desarrollar y ampliar el sistema de riego por pívots y otros 40 millones para invertir en la impermeabilización de canales en el secano provincial. La historia da cuenta de que no pasó el filtro legislativo local para que llegaran esos recursos por la oposición peronista que, como Kicillof en el 2014, tomó la decisión de votarlo en contra. Sin esos votos, el financiamiento no prosperaría por la mayoría especial que requieren los endeudamientos, cualquiera sea. 

Por aquel tiempo, Arabia Saudí se había convertido, además, en un gran impulsor de programas mundiales de seguridad alimentaria dentro de las Naciones Unidas por medio de la FAO y el Programa Mundial de Alimentos.

Es decir, el mundo árabe y el de los emiratos, como Qatar, pese a las diferencias que mantiene con el resto, han estado detrás de posiciones internacionales en donde invertir sus recursos a cambio de producir alimentos y forrajes. Argentina ha sido uno de esos objetivos, claramente. Ellos ofrecen el dinero, es decir, la inversión, la construcción de la infraestructura necesaria para conseguir los productos y la compra, a su vez, de la producción. La coyuntura actual, a su vez, puede estar explicando el renovado y posible interés árabe, en este caso de Qatar, para ofrecer a la Argentina lo que hoy no están obteniendo por parte de una Europa del Este en guerra, por la invasión de Rusia a Ucrania que los ha dejado sin granos y sin energía, básicamente. Aunque, como todo, y más en la Argentina y con ella, todo está por verse.