El parque National Mall de Washington comenzó ayer a tener un monumento en honor a Martin Luther King, que se convierte en el primer afroamericano que formará parte de esta acrópolis, hasta ahora restringida a grandes presidentes de EEUU. Bajo la mirada del presidente de EEUU, George W. Bush, y de su antecesor, Bill Clinton, se colocó la primera piedra del memorial, que se encuentra situado a unos cuantos metros de donde el reverendo King pronunció su mítico discurso “I have a dream” (“Tengo un sueño”), en agosto de 1963. Ni siquiera el tiempo desapacible desanimó a los miles de ciudadanos anónimos, en su mayoría afroamericanos, que acompañaron a las autoridades en el comienzo de la construcción del memorial, que probablemente será inaugurado en la primavera del 2008.

    Muchos de los presentes destacaban otro hito: King será la primera persona que cuente con un memorial en el Mall sin haber sido mandatario de EEUU. No en vano su monumento aparece entre los templetes dedicados a hombres como Abraham Lincoln, Franklin Roosevelt y Thomas Jefferson o el obelisco erigido a la memoria del primer presidente de EEUU, George Washington.

    La figura mítica de King ha crecido con el tiempo para convertirse en un aglutinador de las diferentes razas, pero también de distintos credos e ideologías. Esta capacidad de unir quedó demostrada en el enorme consenso que obtuvo la construcción del monumento antes de que Bill Clinton lo aprobase, en 1996. Peter Lindstrom, un turista del estado de Colorado presente en el acto, condensó de esta forma lo que muchos pensaban: “Estoy aquí porque Martin Luther King representa las cosas buenas que tiene Estados Unidos”.

    Por el estrado desfilaron, además de Bush y Clinton, miembros relevantes de la comunidad afroamericana, como la presentadora de televisión Oprah Winfrey, la poetisa Maya Angelou, el activista Jesse Jackson o el senador Barack Obama, quien se llevó una rotunda ovación. En su intervención, Bush subrayó que honrar el legado de King requiere no sólo construir un monumento, sino que necesita el compromiso diario de cada estadounidense. “Continuaremos trabajando por el día en que se respete la dignidad y la humanidad de cada persona y la promesa americana no se niegue a nadie”, dijo el presidente.