Ante la derrota virtualmente segura de su candidato a la presidencia, Geraldo Alckmin, en las urnas del domingo, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) se prepara para debatir internamente la posibilidad de buscar un acercamiento con el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva tras las elecciones. Según los analistas, el PSDB, que gobernó el país entre 1995 y el 2002 con Fernando Henrique Cardoso, enfrenta hoy profundas divisiones internas entre un sector que rechaza el diálogo con el Gobierno y una facción que defiende el fin de la guerra con el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula. Cardoso es hoy el principal líder de la facción “anti Lula”.
En un duro discurso pronunciado anoche en San Pablo, el ex presidente sostuvo que su sucesor está “soterrado bajo los escombros de los escándalos” de pago de sobornos y espionaje político que involucraron al PT en los últimos años. Además, acusó al actual presidente de esconder la verdad sobre el caso del intento de integrantes del PT de comprar, por unos 800.000 dólares, un documento con acusaciones de corrupción –falsas, al parecer– contra Alckmin y contra otro líder del PSDB, el gobernador electo de San Pablo, José Serra.
“Presidente Lula, tenga la decencia de decir, antes de las elecciones, quién hizo ese documento. Para mí, usted se acabó. Usted quedó soterrado bajo los escombros de los escándalos”, afirmó. El discurso revela que Cardoso pretende que, tras confirmarse la derrota de Alckmin en las próximas urnas, el PSDB siga insistiendo en que se investiguen las denuncias de irregularidades en el PT, para acorralar a Lula en su segundo mandato y viabilizar el regreso de los socialdemócratas al poder dentro de cuatro años.
Esa posición es apoyada por el gran aliado del PSDB, el conservador Partido del Frente Liberal (PFL), el que emergió debilitado de las últimas elecciones y apuesta a un enfrentamiento con el Gobierno para recuperar su poderío en los próximos años. No obstante, parte del partido de Cardoso aboga por buscar una tregua con el Gobierno. Esa tesis es esgrimida, principalmente, por el gobernador reelecto de Minas Gerais, Aecio Neves, quien –junto a José Serra– se perfila como aspirante a ser el candidato socialdemócrata a la presidencia en los próximos comicios.
La disputa interna en el principal partido brasileño de oposición podrá ser definida por el resultado de las investigaciones en torno al “Dossiergate”, las que se prolongarán más allá de las urnas del domingo. Según el diario Folha de Sao Paulo, si se comprueba la responsabilidad directa de integrantes del PT en el escándalo, “difícilmente el partido podrá dialogar con el (palacio presidencial de) Planalto”.