A nadie le extrañaría que hoy, cuando visite la provincia, por algunas horas, el ministro de Obras de la Nación, Gabriel Katopodis, anuncie por enésima vez la construcción de la doble vía entre Mendoza y San Juan.

Para que ello suceda existen algunas pistas: una de ellas se dio ayer, cuando el gobernador Rodolfo Suarez –en medio de una entrega de viviendas en El Borbollón, en Las Heras, destinadas a 75 familias que vivían a la vera de la ruta entre la zona del Aeropuerto y Lavalle y que debieron ser relocalizadas para ampliar la traza– adelantó que, de ahora en más, le exigirá a la Nación que cumpla con su palabra, con la construcción precisamente de una ruta ansiada y varias veces anunciada en el pasado reciente.

Hay una pista más: exactamente una semana atrás, desde la cartera de Katopodis comenzó a distribuirse un listado de inversiones nacionales en Mendoza que figuran en el Presupuesto de este año. Si bien no se hace mención a la doble vía, sí se destaca como novedoso y extraordinario que el Gobierno nacional haya dispuesto aumentar en más de 100 por ciento el monto de obras varias a Mendoza comparado con el 2019, el último año de gestión del gobierno de Cambiemos, que liderara Mauricio Macri.

Que se anuncien obras y luego no se concreten forma parte de una característica constante de los diferentes gobiernos, provinciales y nacionales. Los anuncios suelen fracasar por las constantes crisis financieras y económicas y, otras veces, por ineficiencia en la gestión. También, negligencia y, por qué no, por falta de estudios y planificación de emprendimientos que sólo han figurado en los listados de las promesas electorales que no se llevan a cabo.

El caso de la doble vía en Mendoza y San Juan figuró por años en el presupuesto nacional pero con sumas simbólicas. Pero, hacia el final del tercer gobierno kirchnerista, en el 2015, Cristina Fernández de Kirchner ordenó licitar sólo la parte correspondiente a San Juan. Estaba claro que la mala relación política que la Nación tenía con la administración que conducía Alfredo Cornejo en Mendoza, y viceversa, impidió, entre otras razones, la inclusión de los 75 kilómetros que discurren en territorio mendocino.

El total de la obra abarca unos 180 kilómetros. Cuando Macri llegó al poder, entendió que se debía reparar la omisión de Fernández de Kirchner y sumó los kilómetros de la ruta en territorio mendocino al proceso de licitación.

Con las primeras semanas en el Gobierno, Macri acordó con Cornejo darles un golpe de timón a las idas y vueltas de la obra, a esa altura, tantas veces prometida y anunciada. Y fue Cornejo el que develó en enero del 2016 la concreción del proyecto. La apuesta fue tan fuerte que los dos gobernadores, Cornejo por Mendoza y Sergio Uñac por San Juan, fueron citados a la Casa Rosada para recibir los detalles de lo que se pensaba hacer, pero que nunca se concretaría.

En mayo del 2016 se diría que, a fines de ese año, comenzarían las obras que se licitarían en agosto. La promesa incluía que, a más tardar, en el 2019, las dos provincias serían interconectadas con una doble vía moderna y segura y todos festejaban que el presupuesto de Obras para toda la Nación hubiese sido ampliado de 15.000 millones de pesos a unos 19 mil millones, pesos que se destinarían –según Guillermo Dietrich, el ministro de entonces– a corregir las inequidades y la falta de obras en el interior del país. Los recursos en general –se agregaría en los discursos de la época– serían distribuidos por primera vez en muchos años con un sentido federal, desconcentrado del gran puerto de Buenos Aires y sus alrededores.

Un parte oficial de aquel tiempo afirmó: “La doble vía es una de las obras más anheladas por los usuarios de ambas provincias teniendo en cuenta el aumento en los caudales de tránsito y la necesidad de contar con nueva infraestructura que permita una mejor comunicación en el centro-oeste del país”.

A partir de allí, todos los organismos oficiales vinculados con las obras viales se involucraron en el proyecto. Vialidad Nacional y la provincial en Mendoza trabajaron y daban a conocer, cada tanto, los cambios de traza que tendría la obra para mejorar errores técnicos de la actual, se dejaría espacio para el tendido, además, de fibra óptica, energía eléctrica y demás.

Meses atrás, ya con el nuevo gobierno, sus funcionarios tomarían la deuda histórica de la doble vía como un elemento más para cuestionar en duros términos algunas de las promesas incumplidas por Macri. Se hablaría de falta de confianza por la caída de los contratos.

Hoy, cuando visite la provincia Katopodis, la obra estará presente en la reunión que mantendrá con Suarez. O Suarez saca el tema, como adelantó ayer, luego de que se concretara la relocalización de las familias que vivían a la vera de la ruta; o bien Katopodis se adelanta y dice que en los próximos meses se reanudan los trámites para su concreción. O pueden suceder ambas cosas. Pero, de igual forma, a usted, a quien le dirán que esto o lo otro ya es un hecho, se le recomienda medir el entusiasmo, porque no sería ni la primera ni la última vez que le vendan gato por liebre.