La investidura simbólica del líder izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador mantiene polarizada a la sociedad entre los que avalan su decisión y los que la consideran un desafío al poder y a las instituciones. Analistas y dirigentes políticos discrepan sobre el significado del acto de “toma de posesión” de López Obrador, quien se autoproclamó ayer presidente legítimo ante sus seguidores, convocados en el Zócalo de la capital mexicana.

    En esta plaza se ratificó ayer el nombramiento propuesto el 16 de setiembre por una asamblea popular en respuesta al fallo oficial que dio la victoria a Felipe Calderón en la elección presidencial del 2 de julio. El presidente del gobernante Partido Acción Nacional (PAN),Manuel Espino, consideró que el acto de la izquierda es “una vacilada” (una broma) y advirtió que es parte de una campaña del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para boicotear la investidura de Calderón, la que se realizará el 1 de diciembre.

    Jesús Ortega, ex senador del PRD y portavoz del Frente Amplio Progresista (FAP), afirmó, en declaraciones que recogió la prensa mexicana, que el gobierno de López Obrador mantendrá la resistencia contra la imposición y aseguró que se moverá dentro de los márgenes legales. “A pesar del fraude electoral, la izquierda se mantendrá dentro de la vida política, de la lucha electoral. No nos iremos a la montaña, no nos saldremos de la lucha política ni democrática”, explicó el dirigente político. Analistas políticos también han expresado sus discrepancias con el camino tomado por López Obrador.

    Jorge Fernández calificó la “toma de protesta” (juramento) como un acto ridículo, señaló que la popularidad de la izquierda se está derrumbando y afirmó que López Obrador ha arrastrado a sus seguidores a una aventura. Por su parte, Miguel Ángel Granados Chapa, editorialista del diario Reforma, señaló que López Obrador “inaugurará una nueva forma de actuación política que encolerizará a quienes no la comprenden y a quienes se benefician con las trampas”.

    El cardenal Norberto Rivera evitó, en declaraciones a la prensa, criticar a López Obrador y afirmó que la proclamación como presidente legítimo es una muestra de disconformidad que debe respetarse. Añadió que, en ese sentido, todo el mundo puede proclamarse presidente y proponer su proyecto. Según datos recientes de una encuesta de la empresa GEA/ISA, siete de cada diez mexicanos rechazan la toma de posesión de López Obrador como presidente de México, mientras que tres de ellos la aprueban. No obstante, el PRD ha expresado su determinación de impedir la investidura de Calderón el 1 de diciembre. “Hay un agravio mayor en nuestra contra. Nosotros ganamos las elecciones.

    En todo caso, habría que explicarlo mejor a la ciudadanía, aunque la cerrazón de los medios lo dificulta”, indicó el portavoz de PRD, Gerardo Fernández. Diversos analistas destacan que el país se mantiene polarizado desde los comicios del 2 de julio y que la confrontación y las dudas centran el desarrollo de la investidura del 1 de diciembre. Mientras tanto, los líderes de varias fracciones parlamentarias discrepan sobre la posibilidad de efectuar esta ceremonia en un recinto alternativo o de realizarlo en la sede del Congreso con el apoyo de la fuerza pública.