Alimentarse de forma equilibrada es una de las piedras angulares de la salud del deportista, que deberá seguir unas ciertas pautas para mantener y aportar a su organismo la suficiente reserva de glucosa, calorías, vitaminas y minerales en función de la actividad a realizar y su intensidad. Uno de los consejos de los expertos es la utilización de productos con un alto contenido en sales minerales, de gran ayuda en la recuperación de lesiones derivadas de la práctica deportiva y necesarias para la recuperación de la energía perdida en los entrenos.

Son muchas las sales que pueden incrementar el rendimiento del atleta, aunque no lo veas a simple vista. Por ejemplo: el hierro, un micromineral que encontramos en alimentos como la albahaca, las almejas, la canela, el pan blanco, el tomillo o las lentejas, es vital para conseguir tal objetivo. ¿Por qué? El ferrum phosphoricum, nombre técnico de este mineral, ayuda a mejorar el transporte del oxígeno en la sangre. Por lo tanto, cuanto mayor sea ese transporte de oxígeno a través de la sangre a nuestros músculos, mejor será su oxigenación y, por tanto, su rendimiento.

Algunos de los más utilizados en el deporte, además del hierro, son los siguientes:

Calcio: vital para la regulación de las contracciones musculares y el correcto metabolismo energético de los músculos.

Fósforo: básico en los grupos de alto nivel energético.

Magnesio: perfecto para la regulación de la actividad metabólica.

Potasio: potencia la fuerza muscular y reduce el cansancio.

Sodio: interviene en el transporte de la glucosa al interior de las células.