El caso de presunto abuso sexual fue denunciado la semana pasada y habría ocurrido en una de las oficinas de la Comisaría 37ª del barrio Covimet, de Godoy Cruz. Una mujer de 38 años aseguró que uno de los efectivos de esa dependencia policial la manoseó, se bajó el cierre del pantalón y le exhibió el pene para que le practicara sexo oral. 

La denunciante relató que concurrió al edificio de calle Terrada luego de una citación que le llegó tras un proceso que se le inició al no poder comprobar que abonó un pasaje de micro y que sufrió la agresión mientras le pedían sus datos personales.

El caso comenzó a ser investigado por el fiscal Lauro Monticone y la Inspección General de Seguridad (IGS).

Marcelo Puertas, el titular de la IGS, confirmó a El Sol la denuncia y explicó que la mujer será citada para que declare la semana próxima en el organismo. Y agregó que el uniformado será trasladado mientras se define si se inicia un sumario contra él. Hasta ayer no había sido acusado porque se encontraban en etapa de incorporación de pruebas. 

Situación incómoda.

La historia tuvo su inicio a fines de junio, cuando dos hermanas fueron a bailar a un boliche. Cuando regresaban a su casa en colectivo, inspectores no pudieron confirmar que habían abonado el pasaje mediante un análisis de la Red Bus. Las mujeres le habían dado el dinero del boleto a otra persona porque no tenían saldo en la tarjeta y por eso fueron llevadas, junto con otras diez personas, hasta la Comisaría Séptima.

En estos casos se inicia un expediente por infringir el artículo 111 inciso 2 del Código de Faltas, que prevé hasta 30 días de arresto a quienes son descubiertos arriba de un micro sin el pasaje abonado. 

A las hermanas les llegó una citación por la contravención, por lo que se dirigieron hasta la Comisaría 37ª. La primera de ellas se presentó el domingo 9 y sólo le tomaron los datos. Por su parte, la otra –se reserva su identidad– fue la tarde del lunes 10, luego de que un oficial la llamara a su teléfono celular. Ese mismo efectivo fue quien la llevó hasta una de las oficinas de la dependencia, sostiene la denuncia.

El relato de la mujer agrega que el uniformado le dijo que debía aportarle todos los datos personales porque iba a quedar detenida y no le explicó los motivos.

En un momento, el policía, señala la presentación, le expresó que “necesitaba saber de qué color era la ropa interior que llevaba puesta” y que debía mostrársela para corroborar que no mentía. La mujer le contestó que estaba loco, y él la amenazó con llevarla a un calabozo. 

Ante el temor que generó la situación, la mujer le mostró una parte de la ropa interior, la de la orilla, y le dijo que era naranja. Sin embargo, explicó, el oficial la obligó a bajarse los pantalones. También le preguntaba si tenía tatuajes.
Siguiendo el relato de la denunciante, se subió los pantalones y el policía insistió con saber el color del corpiño. Después de otros cruces y más amenazas de dejarla detenida, señaló la mujer, el policía se bajó el cierre del pantalón y exhibió el pene para que le realizara sexo oral. 

“De vos depende si querés quedar detenida”, le habría dicho el uniformado. El efectivo, continuó la mujer, le dijo que si accedía, él iba a hablar con el juzgado para que no la “molesten más”. 

En ese momento, llamó a la puerta otro policía. Antes de que la mujer se retirara, el hombre la tomó por la espalda, detalla la presentación, y le tocó la vagina mientras le decía que la esperaba a las 12 en la comisaría para “resolver su situación”.

El caso generó preocupación en las autoridades de la Comisaría. En las próximas horas, la IGS iba a avanzar con la incorporación de pruebas para determinar si iniciaba la investigación sumarial contra el uniformado.

Es por esto que esperaban la declaración de la mujer y el avance de la causa penal. En una primera instancia, en la Justicia realizaron los peritajes psicológicos, tal como requiere este tipo de instrucción.