El juez Federal Adrián González Chavay procesó con prisión preventiva a diez de los 20 detenidos que tuvo la operación Bobinas Blancas, que permitió, a mediados de junio, incautar dos toneladas de cocaína en Bahía Blanca, Buenos Aires, y Luján de Cuyo, Mendoza. Entre los sospechosos, en los más de treinta allanamientos, cayeron tres mendocinos, los hermanos Cuello.

Dos de ellos, Marcelo y Darío, están más comprometidos y continuarán en la cárcel tal como se dispuso en el reciente dictamen del líder de la instrucción. Por su parte, Cristian fue procesado pero recuperó la libertad tras una caución de medio millón de pesos. 

Ver también: Las dos toneladas de cocaína estaban en Luján y parte la transportaron en camionetas

En una resolución que se ventiló el jueves, el juez sostuvo que Marcelo y Darío Cuello eran el nexo en Mendoza con un grupo de mexicanos, líderes de la organización criminal. Básicamente, la pesquisa sostiene que brindaban apoyo logístico para el traslado de los panes de estupefaciente, los que venían de Perú, pasaban por Chile y se acopiaban en una firma de minerales que tenía a los Cuello como responsables. En ese lugar, en Mayor Drummond, incautaron poco más de 486 kilos de cocaína.

Escuchas telefónicas fueron de vital importancia para conocer el rol de los mendocinos en la banda, que tenía como objetivo único sacar la droga del país a través del puerto de Campana para comercializarla en España y Canadá. 

En las comunicaciones, dos de los Cuello, Marcelo y Darío, mantienen contacto directo con los mexicanos. Llamó la atención que los foráneos figuraban con domicilio en Luján (en las propiedades de los Cuello) y habían obtenido tarjetas azules para manejar sus vehículos, una camioneta Amarok y una Kia (a nombre de Cristian Cuello). 

También paraban en una propiedad que los hermanos les habían alquilado en Vistalba, en un coqueto y tradicional country ubicado sobre Roque Sáenz Peña, La Capilla, que fue allanado después de los arrestos de todos los presuntos integrantes de la organización. 

Investigadores policiales que trabajan casos de narcocriminalidad en Mendoza sostuvieron a El Sol que los hermanos Cuello no eran conocidos en el mundo del hampa. Es más, no existen registros de causas en su contra por tenencia para la comercialización y tráfico de drogas. Para ellos, se trata de “gente que estaba ingresando en el negocio del tráfico de cocaína” y perdió en el primer “gran trabajo” que tuvo.

La droga se ocultaba en bobinas gigantes, en Bahía Blanca.

Uno por uno 

Marcelo Cuello era el que más comunicación mantenía con los mexicanos, principalmente con Max Rodríguez Córdova. Así se desprende de las escuchas telefónicas. Nació el 3 de marzo de 1973 en Mendoza y no se le conocen apodos. Viajó hace un par de meses a Bahía Blanca en camioneta y retornó en avión. También estuvo en Puerto Madero con otros acusados.

En setiembre del 2015 se dirigió a Chile con su hermano Darío y otros tres mexicanos, entre ellos, Rodríguez Córdova, en un micro de larga distancia. Retornó tres días después. Se cree que lo hicieron para preparar la llegada del cargamento de dos toneladas, el que estuvo en Mendoza varias semanas. Figuraba como titular de la firma Minerales Aconcagua con su hermano Darío. 

Declaró en el expediente y dijo ser ajeno a las actividades de los mexicanos. Aseguró que los conoció por su actividad de parquista y que hacían negocios con la adquisición de cuarzo. Y sostuvo que alquiló una casa a su nombre en el barrio La Capilla porque los mexicanos no podían hacerlo por su condición de extranjeros. 

Por su parte, Darío Maximiliano Cuello también figuraba como titular de Minerales Aconcagua. Nació el 11 de junio de 1988 en Maipú. Trabajaba con su hermano Marcelo en el rubro de las “piedras”. También recibía órdenes directas de Rodríguez Córdova, sostiene la causa. 

Por último, Cristian Cuello nació el 17 de noviembre de 1979. Tenía a su nombre una camioneta marca Kia, la que era utilizada por los mexicanos. Declaró y dijo que no tiene nada que ver con la droga incautada. Contó que trabajaba en el sector de mantenimiento de un boliche de Chacras. Recuperó la libertad tras ser procesado de participación secundaria de los delitos de tráfico de estupefacientes y contrabando. 

Complicados.

El juez de la causa explicó en su resolución el rol de los hermanos en la presunta organización narco: “En reiteradas comunicaciones y por expresas directivas de los mexicanos, Marcelo Rafael Cuello y su hermano Darío Maximiliano Cuello adquirieron piedras de “cuarzo” no quedando claro con qué finalidad, no descartándose que fueran o hayan sido utilizadas para enmascarar otros envíos de material estupefaciente. Otro dato a tener en consideración resultó que la camioneta Kia utilizada en todo momento por los mexicanos se encontraba registrada a nombre de un integrante de dicha familia, siendo por el caso Cristian Gonzalo Cuello”.

Y agregó, respecto de otros mexicanos: “Indistintamente a Darío Cuello, los contactos de Max también fueron con Marcelo Cuello, quedando prácticamente evidenciado que esta familia mendocina realizaba parte esencial de la logística de los mexicanos, no sólo en Mendoza, sino que también en Bahía Blanca y en Puerto Madero, dado que por directivas de Max a Marcelo, este último habría hecho cédulas azules de la camioneta Kia para presuntamente Gilberto y Jesús, y cédula azul de la camioneta Amarok para é́l mismo, es decir, para Max, y otra para Naged”.