La idea de Alfredo Cornejo de hacer trabajar a los presos se corresponde con una tendencia de varios países de América Latina y El Caribe para bajar los niveles de delito y mejorar la calidad de vida en las cárceles.

La iniciativa fue bien recepcionada por un experto internacional en estos temas, Jorge Srur, representante de la Corporación Andina de Fomento (CAF)- Banco de Desarrollo de América Latina, pero indicó que su efectividad está condicionada por el problema de las adicciones en los penales.

El trabajo es una de las estrategias para bajar los niveles de reincidencia del delito, la educación también, pero hay que atacar el problema del consumo de drogas en la cárcel y la circulación de los estupefacientes”, consideró el experto tras la ponencia que dio en la Facultad de Derecho de la UNCuyo para analizar el diseño de políticas de seguridad, en el marco del programa Unicipios.

Srur tiene como objeto de estudio la experiencia de varios países de Latinoamérica y aunque aclaró que no conoce en detalle el programa de Cornejo, destacó que “la dependencia a las drogas es un factor por el cual una persona vuelve a cometer delitos”.

“El tema del seguimiento de un preso adicto es fundamental para su reinsersión en la sociedad, aunque es una variable que no está muy estudiada en materia penitenciaria y es una necesidad de la región hacerlo”, explicó en diálogo con El Sol.

El estado provincial gasta un abultada suma de dinero en la medicación psiquiátrica para bajar los niveles de conflictividad que produce el hacinamiento y la falta de actividades en la vida del preso. Este dato ha sido reconocido por los jueces de ejecución penal, como por los organismos de derechos humanos.

Uno de los aportes fundamentales que pueden hacer los observatorios de seguridad es hacer un seguimiento de la familia del preso: “Los observatorios pueden trabajar en políticas predictivas del delito haciendo un seguimiento del entorno de la persona privada de la libertad, que queda en un grado de mayor vulnerabilidad, teniendo en cuenta que ya no está, era el sostén de ese hogar”.

Srur está en Mendoza capacitando a los municipios para la creación de los observatorios de seguridad. 

“Se debe poner especial atención en ese entorno del detenido, que por una estrategia de supervivencia puede caer en el delito también, o el interno desde la cárcel comete nuevos delitos”, analizó y enfatizó, “si vinculamos la información de todo el Estado, quizás individualicemos mucho más el problema y podamos abordarlo desde distintas áreas, la social, la económica, la cultural para bajar la incidencia del delito, con información que está disponible, pero hay que analizarla”.

Compilar datos, estudiarlos y servir de apoyo para la toma de decisiones del gobierno es el principal desafío de los observatorios de seguridad, tanto en materia de política penitenciaria, como de prevención del delito.