Vanesa Videla había recibido un “consejo” de su entorno después de que su pareja, Jonathan el Moncho Castro, fuera detenido la madrugada del viernes 5 en su casa del barrio Municipal de Guaymallén. “Guardate con el niño, como si fueras su madre”, le dijeron, palabras más palabras menos, para evitar caer en las redes de la Policía Federal, que la tenía en la mira desde hacía varios meses.

Sin embargo, de nada sirvió la estrategia para despistar a los sabuesos porque fue capturada el martes en el mismo coqueto domicilio que su novio, en la casa 21 de la manzana H. Quedó a disposición de la Justicia y en las próximas horas se iba a resolver su situación procesal. Ese pequeño estaba a su cargo judicialmenteporque su hermana no podía cuidarlo, contaron sus allegados.

Esta mujer se transformó en la sexta detenida que presenta la Operación Pyme Familiar, como la bautizaron los efectivos que trabajaron más de cuatro meses en tareas de campo, que tiene el objetivo de desbaratar la totalidad de una presunta banda narco que operó durante años en Mendoza.

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El día que cayó Vanesa, los uniformados federales hicieron otros allanamientos en diversos sectores del Gran Mendoza. Buscaron pruebas en una concesionaria de autos, en un estudio contable y en otras propiedades que están a nombre de los detenidos. 

Los Pizarro, además de estar sospechados de acopiar estupefacientes para su comercialización, permanecen complicados por el delito de lavado de activos. Básicamente, los detectives creen que adquirieron diversos bienes muebles e inmuebles gracias a la venta de cocaína y marihuana en pequeñas y grandes cantidades. 

Por eso, las casas que les identificaron, los nueves vehículos –algunos de alta gama– y los casi tres kilos de cocaína que les secuestraron cuando fueron sorprendidos.

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Esto, sumado a que no pueden justificar los bienes de acuerdo con el ingreso de los trabajos que tenían: uno aseguró que era albañil y, dos de las mujeres, celadoras en un colegio del barrio La Estanzuela.

Los detenidos, hasta el momento, son seis. Hilda la Doña Pizarro, sus hijos el Moncho y Johana Castro; el hermano de Vanesa, Walter Videla y Martín Rolando Quintero, quien cayó en el barrio Paraguay –cercano al Municipal– con armas y municiones de diversos calibres.  

Clave.

En los allanamientos del martes por la tarde, los policías fueron en busca de documentos que confirmaran que son dueños de viviendas y autos, para profundizar la pesquisa por lavado de capitales. Y los consiguieron. 

De una concesionaria se llevaron papeles de “varios vehículos” que están a nombre de los Pizarro. Los documentos serían de una VW Amarok, un VW Bora y una Toyota Hilux, vehículos que no están secuestrados en la causa.

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De la vivienda de calle Ancovito –manzana A casa 8–, donde tiene domicilio la hermana de Vanesa Videla –Pamela, quien también aseguró que trabajaba como celadora– incautaron $10.500 pesos y 2 mil dólares.

Además, títulos de propiedades que comprometen a Vanesa y el Moncho Castro como los propietarios. 
Por su parte, uno de los domicilios que más rédito les dio a los pesquisas fue en un estudio contable.

Al parecer, los Pizarro “querían seguir lavando dinero” y se asesoraban con un profesional para algunas inversiones a futuro. De este edificio se llevaron escritos que implican a la señalada cúpula de la banda: Hilda Pizarro, el Moncho y Johana Castro. 

Otra morada que volvió a recibir la “visita” de los policías federales es la del barrio La Estanzuela, donde vivía Hilda Pizarro. De allí secuestraron más títulos automotores. 

Con todo esto, los investigadores creen haber “hundido más” a los sospechosos. Las pruebas, una vez analizadas, iban a ir a parar a la Justicia, ya que el juez del caso es Walter Bento. 

El precio de venta 

Mientras los efectivos profundizaban la investigación, se toparon con datos que sirvieron para luego solicitar las capturas. Supieron que la Doña estaba comercializando cocaína en dosis cuyo valor trepaba a $1.700.

Cuando la mujer de 58 años fue detenida, de la propiedad secuestraron esa droga fraccionada en bolsitas de diez gramos cada una. 

Hilda Pizarro y su hija figuran con trabajo de celadoras en el colegio Atilio Anastasi de La Estanzuela. Sin embargo, pocas veces las vieron en el lugar. “Faltaban muchísimo”, contó una fuente a este diario.

Y aclaró que Johana “nunca realizaba tareas de celadora”, sino que era como una especie de secretaria, que estaba a cargo de las tardanzas o faltas de los docentes. “Ella manejaba las asistencias, por eso seguro podía manipular los informes”, explicaron.

Más allá de esto, creen que la venta de estupefacientes también podía darse en el establecimiento escolar. Lo cierto es que la investigación no está terminada y no descartan más detenciones (ver aparte). Mientras, en la defensa continúan esperando que se levante el secreto del sumario para que se resuelvan algunos pedidos de libertad.

No descartan más detenciones

• Tal como viene anticipando este diario, la pesquisa contra la presunta banda narco no está culminada, por lo que no descartan más detenidos. 
• En los primeros allanamientos secuestraron casi dos millones de pesos (81 mil en dólares), cocaína, 9 autos (Un Scirocco, un Fiat 500 y una Ranger, entre otros) y celulares de alta gama.