El empleo de los corchos naturales en reemplazo de los sintéticos, parece estar avanzando con mayor fuerza e implicará un cambio más que importante dentro de la industria y en los consumidores. Según se estima que para este año, alrededor de 130 millones de botellas utilicen tapones ecológicos, fabricados a partir de la caña de azúcar.

Así lo adelantó a un medio nacional, Andrés Belinsky, CEO de Vinventions Sudamérica, la compañía líder en sistemas de tapado a nivel mundial y propietaria de la marca Nomacorc.

Según explicó el directivo, en 2016 la empresa –que posee una planta en la provincia de San Juan- , proveyó a unas 250 bodegas en la Argentina y logró comercializar un total de 210 millones de tapones. De ese total, el 95% fueron sintéticos y apenas 5% fueron tapones Nomacorc Green Line, fabricados a partir de la caña de azúcar.

La caña de azúcar: insumo para la fabricación de corchos de origen natural.

Sin embargo, para este 2017, Vinventions proyecta comercializar un total de 270 millones de tapones en el país y elevar la proporción de su línea ecológica hasta un 50%, lo que daría como resultado un total de 135 millones de botellas de vino argentino que pasarían a incorporar estos sistemas de tapado, amigables con el medio ambiente.

“Nuestra compañía ya era líder en la industria con un tapón fabricado con materia primera derivada del petróleo. Contamos con un método patentado de fabricación que es la coextrusión y que nos diferencia de otras alternativas sintéticas del mercado. Funcionalmente logramos un producto excelente, pero teníamos una deuda a nivel diseño, como es la estética de los tapones, y la sustentabilidad”, explicó Belinsky.

“Por eso, tras años de investigación y una inversión realmente importante, estamos lanzando la línea Green Line, basada en una nueva tecnología que hemos denominado Plant Corc, o `corcho vegetal`”, amplió.

La buena receptividad que está logrando la firma con estos nuevos tapones -que utilizan la caña de azúcar como materia prima principal- llegó a tal punto que Vinventions apuesta a que en 2018 el 100% de los tapones comercializados en Argentina sean de la línea ecológica.

Así, 135 millones de botellas de vino argentino que pasarían a incorporar estos sistemas de tapado, amigables con el medio ambiente.

“Contamos con el primer tapón con huella de carbono cero del mundo, certificado por un instituto independiente. El impacto sobre el medio ambiente es incluso menor que el que tiene el corcho natural”, acotó el experto.

Actualmente, la compañía emplea en la Argentina a más de 35 personas y, según adelantó el directivo, están por inaugurar una máquina que les permitirá realizar algunos de los procesos para la línea Green Line, que también se fabrica en Estados Unidos y Bélgica.

El manejo del oxígeno, la clave

Uno de los principales obstáculos que debieron superar los fabricantes de tapones alternativos fue el del prejuicio de los consumidores, dado que muchos todavía suelen asociar a los tapones que no son de corcho natural con vinos económicos.

Belinsky detalló que muchos de esos prejuicios se fueron superando y que, incluso, han desarrollado una línea de tapones de alta gama para vinos que apunta a una guarda de hasta 25 años. “Llegar cada vez más a vinos ultra premium es una cuestión de confianza de las bodegas y de educar al consumidor”, explicó el experto.

Desde Vinventions destacaron que ya están proveyendo tapones en el mundo para vinos que se comercializan entre los 40 y 60 dólares al público, en mercados exigentes como Estados Unidos y Europa.

En este sentido, tanto en la línea sintética como en la ecológica, la compañía se apoya en los estudios que hicieron respecto de la transferencia de oxígeno, una de las principales variables que hacen que un vino atraviese la estiba en botella y llegue al consumidor en condiciones óptimas.

“La propuesta actual y la nueva Linea Green se basan en el mismo método de fabricación y, por ende, con las mismas características funcionales: al utilizar el método de coextrusión, logramos tener un cilindro central que actúa como una espuma, con miniceldas que simulan el comportamiento del corcho natural. A su vez, la parte exterior es una piel que le da flexibilidad y permite que se adapte al cuello de la botella asegurando un cierre perfecto”, detalló el directivo.

“En nuestras diferentes líneas se logran distintos niveles de transferencia de oxígeno y por eso cada una es la adecuada para diferentes categorías y estilos de vinos”, agregó Belinsky, quien afirmó que la empresa cuenta con un equipo de más de 10 expertos, entre científicos, enólogos e ingenieros.

El otro punto que destacaron desde la compañía es que este tipo de tapones evita uno de los grandes problemas que enfrentan las bodegas: la contaminación por TCA o tricloroanisol, que provoca uno de los defectos más difundidos en el mundo del vino.

Se trata de una reacción química generada por la interacción entre derivados de cloro y un hongo, que puede estar presente en los corchos naturales y que termina desencadenando olores que recuerdan a un “trapo sucio”.

El corcho natural de buena calidad es una excelente opción, aunque asegurar una baja probabilidad de TCA es un método muy caro. Con estos nuevos sistemas, uno puede comprar diez botellas y las diez no tendrán ningún problema organoléptico, porque todos los tapones son iguales y están libres de TCA. Así, el consumidor se asegura una compra satisfactoria”, afirmó Belinsky, quien igual reconoció que habrá una parte de los consumidores que seguirá siendo fiel a las tradiciones.