La postura del ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren, sobre la posible equiparación del precio del GNC con el de la nafta ha abierto un nuevo frente de conflicto que puede agudizarse. No sólo aparecen en juego los intereses de los empresarios del sector, quienes han visto incrementar sus ganancias, sino que se trata de un nuevo temor y eventual golpe al bolsillo para los sectores económicos y sociales menos acomodados. También es un impacto fuerte para cientos de familias que trabajan en el rubro y para quienes decidieron invertir en un sistema menos contaminante y más accesible a largo plazo. Asimismo, de ocurrir esa modificación en los valores, el temor crece ante la posibilidad de que el costo de los combustibles líquidos vuelva a dispararse. En nuestra provincia, la eventual decisión no dejará de provocar dolores de cabeza, ya que es una de las regiones del país donde tuvo más penetración.