Los chicos reciben a diario una combinación explosiva para su salud: comida chatarra, alimentos con gran cantidad de azúcar, poco ejercicio y varias horas frente a la computadora y la televisión. Los pediatras advierten que estas son conductas de riesgo que, de no revertirse, pueden ser las causales de lesiones cardíacas futuras, algunas de las cuales ya se detectan en los centros de salud de la provincia. Los primeros síntomas de que los hábitos alimenticios y de esparcimiento que se transmiten a los niños son nocivos ya se notan.

    En los hospitales hay casos de chicos que, por el sobrepeso, tienen la presión arterial más elevada de lo que deberían, de acuerdo a su edad y altura, mientras que otros tienen diabetes precoz de tipo dos, acompañada por un descenso del denominado colesterol bueno. La jefa del servicio de cardiología del Hospital Humberto Notti, Ana Schroh, dijo que es necesario minimizar los factores de riesgo desde la edad escolar, porque cuando la lesión ya está instalada es imposible volver atrás.

    A modo de ejemplo, la profesional explicó que de nada sirve que una persona de 30 años mejore su alimentación y haga ejercicio en forma regular si durante toda su infancia y adolescencia no lo hizo y, a consecuencia de eso, se produjo algún daño. Schroh aseguró que, además de estos factores de riesgo, hay otra causa de cardopatías: la enfermedad llamada Kawasaki, que si no se identifica a tiempo puede causar lesiones severas en la arterias y, en el peor de los casos, producir un infarto de miocardio. En el Notti hay 180 pequeños que fueron diagnosticados con la enfermedad y que reciben medicación y seguimiento (ver aparte).

    SEÑAL DE ALARMA. La jefa del servicio de cardiología explicó que es necesario cambiar los hábitos para cuidar la salud de los pequeños. La especialista dijo que el sobrepeso, que cada vez es más frecuente en los niños, es un factor altamente riesgoso en las enfermedades cardíacas. Y explicó que lo chicos no sólo consumen alimentos con mucha cantidad de grasa, azúcar y sal, sino que, además, no tienen una dieta variadas, donde abunden frutas y verduras y, de vez en cuando, pescado. Otro de los factores de riesgo es el sedentarismo.

    A nivel mundial, las sociedades de cardiología recomiendan que, a partir de los cinco años, los niños deben hacer media hora de ejercicio moderado todos los días. Schroh criticó la actividad física que los chicos tienen en la escuela. “De nada sirve hacer ejercicios una vez a la semana, y menos obligarlos a correr doce minutos bajo el sol.

    Eso no mejora el estado cardiorrespiratorio, para eso se necesita una actividad sostenida en el tiempo”, aseguró. La profesional dijo que las autoridades deben destinar todo su esfuerzo a incrementar la actividad física diaria que los pequeños hacen en la escuela. A esto le sumó un factor que definió como clave: los pequeños tiene que divertirse y disfrutar del deporte que hagan o de la clase de gimnasia, por lo que se puede recurrir a diversos juegos de destreza.

    CAMBIO DE HÁBITOS. Lograr de un día para otro que los chicos cambien sus hábitos no es tarea fácil. Pese a esto, Schroh dijo que son los padres quienes, con su ejemplo, pueden colaborar para lograr un estilo de vida más saludable para los chicos, además del papel básico que, entiende, tiene la escuela. “Cuando los chicos vienen a una consulta les pregunto qué comen de merienda y me dicen galletitas o tortas. Les pregunto por qué no llevan una fruta y la mayoría me contesta que porque los compañeros se burlan de él si comen una mandarina”.

    Esto –dijo la profesional– es grave, ya que muestra la confusión que tienen los pequeños y los mensajes erróneos que les llegan desde varios lugares. Para la especialista, la única forma de mitigar el problema es con la prevención.” No tenemos que pensar tanto en cuánto gastar cuando la lesión ya está instalada, sino que la idea es prevenir para evitar que, a futuro, el pequeño sufra un episodio cardíaco”, señaló la profesional.