Astrónomos canadienses han descubierto que una misteriosa fuente de radio proveniente de las afueras de otra galaxia ha estado enviando señales a la Tierra en ciclos constantes de 16 días.

La revelación se ha produjo el mes pasado en la reunión de invierno de la American Astronomical Society, celebrada en Honolulu (Hawai), pero ha trascendido ahora con la publicación de un artículo en arXiv.

En concreto, la señal, llamada FRB 180916.J0158 + 65, se repite cada 16,35 días de la siguiente forma: durante cuatro días llegan a la Tierra una o dos ráfagas rápidas de radio cada hora. Después, durante doce días, el silencio. Tras este periodo, el ciclo se vuelve a repetir. Los astrónomos que observaron este fenómeno durante un total de 409 días aún no saben qué signfica.

Esta señal fue descubierta originalmente en 2018, pero obtuvo una observación mucho más detallada en junio del año pasado, cuando, durante cinco horas de observaciones, los investigadores detectaron cuatro ráfagas, cada una de las cuales duró menos de dos milésimas de segundo.

Las nuevas observaciones reveladas en Honolulu registraron 28 ráfagas entre el 16 de septiembre de 2018 y el 30 de octubre de 2019.

También revelaron que las FRB llegaban hasta la Tierra alrededor de una vez por hora durante cuatro días seguidos, y que luego se interrumpía la señal para aparecer de nuevo 16 días más tarde con el mismo patrón.

Algunas posibilidades

Según sus descubridores, pertenecientes al Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment, el descubrimiento de esta periodicidad en una FRB repetida es una pista importante para averiguar la naturaleza del objeto emisor.

A pesar de su gran esfuerzo, los científicos todavía no conocen la fuente de las enigmáticas FRB y se han estado desarrollando teorías. Algunos sugieren que podrían no ser más que el ruido creado cuando dos estrellas chocan. Otros han sugerido que son mensajes de lejanas civilizaciones avanzadas.

El patrón repetitivo observado hace suponer a los astrónomos que el origen podría ser un cuerpo celeste que está orbitando una estrella o un agujero negro.

También imaginan que la periodicidad podría deberse a vientos estelares discontinuos, que con su dinámica podrían impulsar o bloquear las señales de radio que llegan hasta nosotros.

Tampoco se puede descartar que la fuente de FRB sea un objeto único y solitario, como un magnetar (estrella de neutrones alimentada con un campo magnético extremadamente fuerte) o un pulsar de rayos X, aunque esta posibilidad es más remota.

Otra posibilidad a la que apuntan los investigadores es que este FRB se esté repitiendo más veces, pero que la señal sea tan débil que los equipos terrestres no hayan podido detectarla (situación que se ha dado con otros FRB en el pasado: al principio se pensó que no se había dado más veces, pero al mejorar la tecnología se hallaron nuevas señales del mismo tipo).

Esta teoría daría lugar a una nueva: en realidad, muchos más FRB se podrían estar sucediendo continuamente. Es por ello que los responsable del estudio “recomiendan encarecidamente” estudiar más este tipo de fenómenos “para ver si son genéricos”.

Las misteriosas FRB

Las ráfagas de radio rápidas (FRB) son, como su nombre lo indica, ráfagas cortas de emisiones de radio (solo duran algunas milésimas de segundo) que son detectadas por los dispositivos que escuchan señales del espacio exterior. Una de las principales características de estas misteriosas señales que llegan a la tierra desde rincones muy lejanos del espacio es que son impredecibles. No suelen tener un patrón discernible, lo que los hace increíblemente difíciles de estudiar.

Provienen de más allá de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y aparecen al azar durante un período de tiempo muy corto, de modo que resulta extremadamente complejo su análisis.

Se las observó por primera vez en 2007; desde entonces, se han observado varios otros, pero solo 10 de ellos se han repetido. En este nuevo trabajo, los investigadores han observado el primer ejemplo de un FRB repetitivo, que se repite en un ciclo constante.

Las estimaciones más precisas sugieren que estas ráfagas de radio están llegando a la Tierra alrededor de mil veces por día. Las FRB representan un enigma para los astrónomos: de todas las señales recibidas, solo cuatro de ellas se han localizado con precisión hasta el momento.