Los mendocinos de distintos estratos sociales sufren más hechos delictivos y tienen mayores inconvenientes para acceder al sistema de salud, si se compara su realidad con la de ciudadanos de otros conglomerados urbanos del país. En cambio, tienen menor déficit alimentario y mayores posibilidades de conseguir un empleo. Estos datos se desprenden de la encuesta denominada Barómetro de la deuda social argentina, las desigualdades persistentes, elaborada por la Universidad Católica Argentina (UCA), cuyos resultados se presentarán hoy en Mendoza (ver aparte).

    Esta encuesta busca medir el desarrollo humano de los conglomerados del país, es decir, que no sólo contempla aspectos considerados objetivos, como el salario y los servicios básicos con que cuenta una familia, sino también otros subjetivos relacionados con el acceso a la educación, a la salud, la participación comunitaria y la confianza o no que tienen en las instituciones. La concepción que sustenta esta forma de medición es que el desarrollo no es sólo un problema económico ni de ingresos, sino de acceso y distribución de oportunidades de bienestar.

EL DESAFÍO. Esta es la segunda investigación encarada por investigadores de la UCA, por lo que es posible comparar los resultados con el primer trabajo, denominado Las grandes desigualdades. Si se tiene en cuenta el total de indicadores que permiten evaluar la evolución de las privaciones en materia de desarrollo humano, entre junio del 2004 y junio del 2005, 70% no registró una mejora significativa en los sectores más vulnerables. Pero la situación es peor cuando se tiene en cuenta el ítem Florecimiento humano (relaciones afectivas, tiempo libre, sentido de la vida), ya que en 75% de los indicadores no hubo mejoras en los sectores vulnerables, y lo mismo pasó en 87% de los espacios residenciales.

    En el último informe se destaca que, “más allá de importantes mejoras económicas y socio laborales para la población, el desarrollo de la sociedad argentina continúa estando fuertemente afectado por privaciones objetivas y carencias relacionales, siendo los sectores más débiles los que más sufren estas privaciones”. El director del Área de Investigaciones de la sede Mendoza de la UCA, Guillermo Gallardo, explicó que el objetivo de la investigación es realizar un aporte para crear conciencia social del problema y presentar esta nueva visión para medir las desigualdades, que no sólo se circunscriben a un tema económico.

METODOLOGÍA. La encuesta, que se concretó entre diciembre del 2004 y junio del 2005, abarcó siete áreas metropolitanas: Gran Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Mendoza, Gran Salta, Resistencia, Bahía Blanca y Gran Neuquén, tomando en total 1.100 casos. Los conglomerados residenciales se estratificaron según el perfil educativo de los jefes de hogar en: muy bajo, bajo, medio y alto. Por ejemplo, una zona fue considerada baja cuando menos de 12% de los jefes de hogar tenían el secundario completo y alta cuando más de 64% de los jefes concluyeron sus estudios medios.

    Los indicadores evaluados se encolumnaron en dos grandes temas: espacio del nivel de vida, que incluye las necesidades de subsistencia, las psicosociales, de trabajo y autonomía de integración a la vida ciudadana, y de recursos de inclusión social. La otra corresponde al espacio denominado florecimiento humano, donde se incluyen las necesidades afectivas, de contar con tiempo libre para la recreación y de darle sentido a la propia vida.

LA REALIDAD PROVINCIAL. En Mendoza se contemplaron 139 casos de zonas urbanas, 25 correspondientes al estrato muy bajo, 32 al bajo, 35 al mediano y 47 al alto. Los resultados muestran que, si se compara la situación del conglomerado Mendoza con los del resto del país, en la provincia existen más inconvenientes respecto de la seguridad y del acceso a la salud, considerando no sólo el estar o no enfermo sino las posibilidades de realizar una consulta con el médico. Si se tiene en cuenta la encuesta sobre si sufrió un hecho de delincuencia, 29,5% de las familias mendocinas contestaron que sí, mientras que el resultado total del resto de los conglomerados llegó a 24,8%.

    En cuanto a cómo influye la inseguridad en los distintos estratos, el más afectado en la provincia es el medio alto, ya que en 33,3% de los casos contestaron que fueron víctimas de un delito, mientras el porcentaje desciende a 32,4 en el bajo y a 26,7% en el muy bajo. Respecto al acceso al sistema de salud, que contempla no sólo un problema físico sino la posibilidad de realizar una consulta, en 38,2% de los casos que se tomaron en Mendoza, las familias mostraron un déficit en este sentido, mientras el total del resto de los conglomerados alcanzó 37,7%. Si se toma en cuenta el resultado de esta consulta por estrato, donde se advierte el mayor déficit de salud es en el muy bajo, ya que 60,2% dijo tener problemas, y en el bajo, donde lo aseguró 41,6% de los encuestados.

EMPLEO Y ALIMENTOS. En cuanto a las consultas sobre la posibilidad de acceder a un empleo de calidad –en blanco y bien remunerado–, al déficit alimentario y a si los ingresos del hogar son insuficientes,Mendoza muestra mejores índices que el resto de los conglomerados, pero los más perjudicados siguen siendo los sectores más bajos, lo que muestra que aún hay una gran brecha por disminuir.