Diferentes agrupaciones de mujeres se congregaron ayer en plaza Independencia para realizar el acto por el Día latinoamericano de Lucha por el Derecho al Aborto. Del evento participaron grupos musicales y artísticos. Además, se entregaron cintas verdes –color con el que se identifica esa lucha– y juntaron firmas.
“Vamos a seguir convocando a estas actividades y otras tantas hasta tanto no se legalice el aborto de forma gratuita y segura”, expresó Eva Rodríguez, de la agrupación Las Juanas y las otras, una de las que participaron del evento. En tanto que, por la mañana, se movilizaron al Ministerio de Salud para entregarle un petitorio al ministro Armando Calletti.
“Lo que pedimos en esa nota es que el Gobierno garantice que aquellos casos de abortos no punibles y que están contemplados en el artículo 86 del Código Penal puedan hacerse efectivos sin que se judicialicen. También pedimos que se cree un registro donde figuren aquellos médicos que estén dispuestos a practicar abortos.
No puede ser que el Gobierno y los médicos se dejen intimidar por grupos fundamentalistas religiosos”, explicó Rodríguez. Por su parte, Sofía Dandrea, de esa misma agrupación, agregó que entre los reclamos también se destaca que se le brinde inmediata atención a aquellas mujeres que llegan a los efectores con abortos en curso y que, luego, no sean penalizadas por esto.
El lema elegido para la campaña, que se viene realizando desde el 2005, es Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. Las dos mujeres de Las Juanas y las otras destacaron que nunca han tenido enfrentamientos con las personas que no comparten sus ideas.
“Si no les interesa, siguen de largo”, explicó Rodríguez. Por su parte, Dandrea agregó:“Esto va más allá de un debate ideológico. Por año, en el país se realizan entre 700.000 y 800.000 abortos y 400 mujeres mueren a raíz de esto”. La fecha quedó establecida en el 2005, en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, y se recuerda la declaración de libertad de vientres para los hijos e hijas de las esclavas, sancionada en 1888 en Brasil.