El Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV) es un área especializada del SEGEMAR cuyo objetivo es el estudio y monitoreo de los volcanes cuya actividad pueda afectar el territorio argentino.
Mediante la observación continua y permanente, los profesionales del observatorio detectan cambios en la actividad de los volcanes utilizando diversos métodos visuales e instrumentales, con el objeto de anticipar alguna condición anómala precursora de un eventual proceso eruptivo.
De esta manera, el OAVV genera alertas tempranas, dando aviso a las autoridades de Protección Civil y la población, a fin de mitigar el riesgo volcánico en nuestro país.
Un volcán es un lugar situado sobre la superficie terrestre en el que se produce la expulsión de material magmático, total o parcialmente fundido. La acumulación de este material, por lo general, adopta una forma aproximadamente cónica alrededor del punto de salida. Con el tiempo y a causa de repetidas erupciones, la acumulación de lava, ceniza y otros materiales puede ser muy grande, dando lugar a la formación de diversos tipos de montañas, conocidas como “volcanes” o “edificios volcánicos”.
También existen volcanes con otros tipos de formas: como los volcanes en escudo, de gran extensión y bajo relieve, o los conos de ceniza, producto de una única erupción.
Si bien los volcanes tienen diversas formas y tamaños, es posible distinguir entre ellos ciertos elementos comunes tales como: edificio volcánico, reservorio o cámara magmática, conducto principal y secundarios, cráter, fisuras, flanco, conos laterales secundarios.
El lugar por donde se emiten los productos volcánicos es llamado cráter cuando existe una boca principal ubicada en la cima del volcán. Sin embargo, pueden existir centros de emisión ubicados en los flancos del volcán, en ese caso se denominan conductos o conos secundarios.
Se considera activo a todo volcán que ha tenido al menos una erupción en los últimos 10 mil años (holoceno), o bien cuando, sin certeza de esto último, presenta signos cuantificables de actividad, como por ejemplo fumarolas, sismicidad o deformación de la superficie.
La Cordillera de los Andes es una de las regiones de mayor actividad tectónica del planeta, evidenciada a través de sismos y erupciones volcánicas.
Aproximadamente 120 volcanes considerados activos se localizan a lo largo del arco volcánico andino entre Chile y Argentina. Este volcanismo se halla directamente vinculado con la subducción de la Placa de Nazca por debajo de la Placa Sudamericana. Bajo el Océano Pacífico y cerca de la costa chilena, la Placa de Nazca, densa, delgada e hidratada, se hunde bajo la Placa Sudamericana, gruesa pero liviana. A cierta profundidad, el aumento de presión sobre la placa de Nazca provoca su deshidratación, liberando volátiles que causan la fusión de los materiales del manto justo por encima de ella y debajo de la Placa Sudamericana.
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