Una docente duerme en el calabozo de una dependencia policial. Les llegan, desde el Gobierno provincial, 3,50 pesos diarios para darles las cuatro comidas a cada alumno. Hace 20 días que no tienen agua potable y no cuentan con teléfono. En una habitación de 13 metros cuadrados, 12 chicos pasan las noches hacinados. Estos datos parecen parte de una historia muy lejana en el tiempo, típica de los países más pobres de Latinoamérica. Pero no es así.
Esta situación se vive en Canalejas, un pequeño pueblo ubicado al oeste del río Salado, en General Alvear, donde la escuela 8-383 Teniente Coronel Marcos Graña no tiene edificio propio y funciona repartida en tres casas de barrio.Una de esas viviendas es del Registro Civil, y las otras dos, de la policía. “Desde el año pasado vengo reclamando por todo esto y no me han dado ninguna respuesta”, aseguró ayer el director del establecimiento, Gustavo Pérez, quien se reunió con los diputados de la Comisión de Educación para plantear la escalofriante situación.
Ante el testimonio del docente, los legisladores presentes se comprometieron a ir hasta Canalejas en las próximas horas para tomar contacto con la realidad. Mientras tanto, el diputado radical de Alvear Walter Sáenz presentó dos proyectos de resolución.Uno está dirigido al Ejecutivo provincial, para que gestione la instalación de un teléfono satelital en la escuela, ya que a esa inhóspita zona no llega la telefonía fija y tampoco hay señal para celulares. La otra iniciativa es para que se tramite con el Gobierno de San Luis la provisión permanente de agua potable para ese paraje y otro aledaño.
Es que, según explicó Pérez, Mendoza no envía agua a Canalejas y se nutren de un dique de la provincia vecina. “Hace tres semanas que no tenemos agua y debimos pedir un camión cisterna para sobrevivir. Pero los 7.000 litros nos cuestan 235 pesos y en la escuela gastamos 3.500 litros diarios para todo lo que hay que hacer”, explicó el directivo. Paralelamente, desde la Dirección General de Escuelas se comprometieron a enviar módulos para que allí funcione el colegio y se incluirá una partida presupuestaria para el año que viene, a fin de que se construya el edificio. Durante la reunión de ayer, el maestro rural pidió que los módulos no se conviertan en una solución definitiva.
LAS CIFRAS DE LA REALIDAD. La escuela albergue fue creada en 1992. Nunca contó con edificio propio y en la actualidad asisten 51 alumnos, de los cuales 30 duermen durante la semana en las viviendas donde funciona el establecimiento. El 70% de los chicos que están en estas condiciones son de San Luis, el resto, de General Alvear. “El hacinamiento es terrible, no sólo para comer y dormir sino también para dar clases”, dijo Pérez, y explicó que las habitaciones en las que enseñan a los pequeños también sirven de comedor.
Por eso,muchas veces deben tomar las evaluaciones en el patio o en la vereda de las viviendas. A esta complicada situación, se le suma que en la Graña reciben 3,50 pesos diarios para cubrir las cuatro comidas de los pequeños que están albergados en el establecimiento y 2,50 para el resto. “Se hace lo que se puede, por lo que creo que a veces hacemos magia para que estos niños se alimenten y vivan”, remarcó el docente, quien vive en una pequeña habitación con su esposa, la que también es maestra del establecimiento alvearense.