Con Julio Cobos a la cabeza, los radicales K empezarán a presionar para que el presidente de la Nación demuestre con hechos que la concertación política va en serio. La prueba de amor que piden los radicales que se han acercado a Kirchner es nada menos que la modificación del actual régimen de coparticipación federal de impuestos, algo que hasta aquí el presidente prometió varias veces pero que no ha encarado en serio.

    Hoy, el sistema de reparto favorece la concentración del Gobierno nacional en detrimento de las provincias: del total de los recursos, la Nación sólo reparte 27% (la mitad de lo que coparticipaba hace 20 años) y se queda con el resto. Los radicales K darán señales de reclamo el 7 de octubre. Ese día, los gobernadores se juntarán en Río Cuarto para seguir debatiendo sobre la alianza con el presidente. Y entre otros temas, abordarán la necesidad de modificar la coparticipación, causa que los aliancistas locales esperan que Kirchner abrace “en la medida en que se profundice la Concertación”.

   No casualmente, uno de los principales disertantes de esa mesa será el mendocino Raúl Baglini. El ex legislador nacional es autor de un proyecto de coparticipación que quedó sepultado en el Congreso de la Nación. Y en lo político, es uno de los estratégicos nuevos aliados que ha conseguido el gobernador Cobos en la interna del radicalismo local. Cobos le devolvió hace poco el protagonismo a Baglini, poniéndolo al frente del proyecto de creación del nuevo banco provincial. Ahora tiene previsto volver a darle vidriera con el tema de la coparticipación. “Hemos invitado a Baglini porque su proyecto es bueno y viable”, aseguró ayer el diputado nacional, Alfredo Cornejo.

VOCACIÓN. Cornejo afirmó que el Gobierno nacional tiene la vocación de modificar la coparticipación. Y pronosticó que Kirchner se ocupará de esta reforma “en el otro gobierno, porque va a ser legitimado por las urnas y va a tener mayor fortaleza”. En este contexto, el legislador nacional sostuvo que el proyecto de Baglini tiene chances, porque establece una gradualidad, ya que el cambio se daría progresivamente en los próximos 10 o 15 años. Aunque, a la vez, Cornejo remarcó que la ley de Baglini no se ocupa de una de las trabas centrales que tiene la coparticipación: el nivel de endeudamiento de Buenos Aires.

    Del lado opuesto de la interna radical también hay interés en el tema. El senador iglesista Enrique Vaquié señaló que la iniciativa de Baglini requiere un cambio histórico, ya que fue elaborada en una época de crisis. “Desde los 90, el Estado Nacional se empezó a quedar con la plata porque estaba en crisis. Pero ahora está en crisis. Por eso, una discusión entre las provincias no tiene sentido. Lo que hace falta es pelear para que la Nación eleve la coparticipación de 27% a 35%, por lo menos. Después habrá que ver cuáles son las provincias más perjudicadas”, explicó el legislador.