Al parecer, hay mundiales para todos los gustos, y el tango, como una de las marcas culturales de nuestro país, no podía quedar al margen de tal tendencia competitiva. Mendoza, que hace algunos años se ha sumado a la fiebre tanguera oriunda del Río de la Plata, no podía faltar en este mundial de tango 2006 celebrarse en la cuna del arrabal, Buenos Aires. En este marco, la representación mendocina estará formada, entre otras parejas, por Verónica Gai y Hernán Jofré, dos jóvenes artistas locales que participaron del campeonato clasificatorio de tango-danza de Mendoza realizado en mayo.

    Su triunfo en la categoría de tango de salón les valió la posibilidad de ser semifinalistas para la competencia mayor, en donde se enfrentarán a 485 parejas profesionales que este año competirán en dos categorías, tango de salón y escenario o fantasía. La dupla, que algo tiene de porteña (Verónica nació en Buenos Aires), intentará posicionarse frente a representantes de países como Japón, Estados Unidos, Australia, Brasil, Colombia, entre otros. Antes de viajar al centro del dos por cuatro, los bailarines dialogaron con Protagonistas y comentaron cómo llegaron a esta significativa instancia.

CÓMO LLEGARON. “El tango nos gustó desde siempre”, aclara la joven y, a continuación, explica: “En la provincia participamos en concursos de tango de salón y también de escenario, y obtuvimos el primer puesto en salón tras competir con cuarenta parejas”. Así como sucedió en Mendoza, también en otros puntos del mundo se realizaron competencias clasificatorias, torneos de los que participaron unas 600 parejas, de las cuales 37, por resultar vencedoras, ya se aseguraron un lugar en las instancias semifinales del mundial.

    La dupla, que sólo contó con un mes de ensayo, se reunió, precisamente, para esta competición, ya que hasta ese momento sólo se conocían de vista. “Nos encontramos varias veces en una milonga, pero nunca nos tratamos, nuestra relación era de un hola y chau. Este año, en vistas de participar de la instancia clasificatoria, decidimos probar cómo nos iba junto, y parece que dio resultado”, dijo Verónica. Por su parte, Hernán opinó: “Los dos llevábamos bastante tiempo en el ambiente, nueve años, exactamente, y como teníamos química, decidimos bailar juntos”. Sin embargo, no todo fue color de rosas.

    Gai aseguró que fue todo un desafío: “Creo que lo que más me costó fue adaptarme al baile de salón, categoría en la que resultamos ganadores. Estoy acostumbrada a la danza y, por tal motivo, me gusta mover mucho las piernas, lo que me juega en contra, porque en tango de salón no se pueden levantar los pies del piso. Pero todo se logra, sólo tengo que concentrarme mucho”. LA MISMA PASIÓN. Verónica y Hernán comparten estilos de vida similares y quizás fue esta la causa de su química.

    Ella llegó de su querida Villa Urquiza, donde tomó clases con Lampazo, un milonguero de su barrio. Cuando recién daba sus primeros pasos en el mundo del tango, decidió trasladarse a Mendoza “por la tranquilidad y las montañas”. Así llegó a la provincia y se unió a un grupo de fanáticos agrupados bajo el nombre de El farolito, quienes se reunían a bailar tango en un aula que les había cedido la directora de la escuela Mitre.

    “A partir de esos encuentros es que surgió la idea de instalar la milonga en la plazoleta Pellegrini”, recuerda Verónica. Él es un contador que en sus épocas de universitario también dio forma a un grupo tanguero. “Taconeando fue la iniciativa de un grupo de estudiantes que nos sentimos llamados por el tango y comenzamos a asistir al Comedor Universitario para tomar clases. Luego dimos forma a la milonga que todas las noches de primavera y verano se da cita en la plazoleta Vergara”, aseguró Hernán, quien, para terminar, explicó: “Si llegamos a ganar este mundial, creo que el premio más importante va a ser el reconocimiento a nivel internacional y, más que nada, poder confirmar la existencia de la movida tanguera en Mendoza”.