BRASILIA (EFE). El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, apeló a la emoción, mientras que su rival, Geraldo Alckmin, pidió votos para construir un “gobierno decente”, al concluir ayer la campaña en radio y televisión para las elecciones del domingo. En sus últimos mensajes gratuitos, Lula y Alckmin pidieron un voto de confianza e instaron a los brasileños a participar el domingo en la “fiesta de la democracia”.
Aunque bajó notablemente el tono y dejó de lado la agresividad de los últimos días, Alckmin volvió a hacer referencia a los escándalos de corrupción que han sacudido al país desde mediados del 2005 y a la propia campaña electoral. El programa de Lula comenzó con jóvenes de todas las razas de la mano, en los lugares más representativos del país. El presidente concluyó prometiendo “corregir lo que está equivocado” y, en alusión a los escándalos de corrupción, reiteró que “quien erró será castigado”.