La línea 102, que busca brindar asistencia y contención en situaciones que puedan implicar la vulneración de derechos de los menores, recibió el año pasado más de 19 mil llamados, lo que representó un incremento de casi el 7% con respecto al 2018. 

Sobre el total de consultas recibidas, más de 2.800 correspondieron a avisos de vulneración de derechos, principalmente, de violencia física. Respecto a las situaciones de abuso sexual, la mayor cantidad de denuncias tiene a las niñas como víctimas aunque las autoridades también advirtieron que han aumentado los casos de niños.

Según los números pertenecientes al Centro de Contacto Ciudadano, de la Dirección de Informática y Comunicaciones del Gobierno en 2019 se recibieron 1.229 llamadas más que en el año anterior (17.910), se registró un leve descenso en las vinculadas a avisos de vulneración de derechos pasando de 2.948 (2018) a 2.844 (2019).

Con respecto al tipo de situaciones detectadas, el 28,8% correspondió a maltrato físico, el 10,8% a abusos sexuales, un 16% a la falta de un adulto protector, 14% a la falta de cuidados básicos y el 8%, maltrato psicológico.

La apropiación por parte de los niños

La línea 102 opera desde hace 21 años en la provincia, funciona las 24 horas los 365 días del año y es atendida por profesionales. Posee una efectividad en la recepción de llamadas de alrededor del 85%.

Silvina Mollo, jefa del Programa de Maltrato infantil de la provincia, explicó que el porcentaje varía de un mes a otro. “A partir del 2017 ampliamos la carga horaria y se atiende las 24 horas de día. Del total de llamadas que recibimos, 78% son en el horario de atención y el resto en el de guardia, donde antes no teníamos atención”, indicó.

Los operadores son psicólogos o trabajadores sociales que “evalúan la situación en función de lo que dice la persona que llama y desde ahí se ve si se deriva a una intervención de forma inmediata o a una coordinación”.

Si bien la mayoría de las llamadas recibidas son de personas mayores, vecinos o familiares de los menores, el objetivo es que los niños puedan apropiarse de la línea y que sean ellos los que se comuniquen.

“En los últimos 3 años que hemos trabajado en un proyecto de ampliación del 102 y de apropiación de la línea por parte de los chicos. La idea es que esta línea sea un espacio de contacto que tengan los niños para que cuenten lo que está pasando y estamos notando que han empezado a llamar”, destacó Mollo.

En ese sentido, la licenciada explicó que no se trata solo de situaciones de vulneración de derechos sino de crisis, donde los profesionales escucharán a los niños y evaluarán los pasos a seguir. Además, resaltó que no trabajan solo los equipos del programa, sino también en coordinación con los municipios, los ETI (Equipos Técnicos Interdisciplinarios) y demás instituciones que trabajan con niñez y adolescencia.

Los derechos vulnerados

El Programa de Maltrato Infantil atiende situaciones de niños, niñas y adolescentes de hasta 18 años. En lo que concierne al maltrato, la mayor cantidad de casos se da entre los 5 y los 14 años, es decir, en la edad escolar.

En este caso, si el menor le comenta a un docente sobre una situación de maltrato o de abuso, los educadores “tienen un protocolo particular, no llaman al 102, lo activan y se toman las medidas necesarias”, explicó Mollo.

Si una persona alerta al 102 sobre uno de estos hechos, “ante una situación de urgencia se coordina con los equipos territoriales de ETI o la guardia de ETI. Si no es urgente, la toman nuestros equipos. Tenemos al menos uno en cada departamento y, donde hay más densidad poblacional, hay más de uno”, agregó la encargada del Programa.

En lo que respecta a las situaciones de abuso sexual, Mollo explicó que aproximadamente el 78% se da en nenas y el 32% en varones. “Hace unos 3 o 4 años, el porcentaje era un 80/20, últimamente han aumentado el número de varones diagnosticados con situaciones de abuso”, enfatizó la licenciada en Trabajo Social.

Sostuvo que se registra un aumento de las situaciones de abuso sexual “cuando empieza la pubertad en las nenas, de los 10 años en adelante. Si bien se comienza a dar en edad muy temprana, pero empiezan con situaciones de manoseos o exposiciones a relaciones sexuales y demás, cuando empiezan a tener más edad, pasan a otro tipo de situaciones más graves”.

El 90% de los abusos a la integridad sexual de los niños, niñas y adolescentes ocurren en el núcleo familiar conviviente o con una persona conocida del menor.  “Muchas de las situaciones, entre un 80% o 70% se da dentro del grupo familiar conviviente o con vínculo y acceso amplio al niño, un abuelo, un tío”, agregó Mollo.

Cómo actuar

“Los niños y las niñas no hablan de esto con cualquier persona, sino con aquellas a quienes le tienen mayor confianza y que sienten que le van a creer. Por eso muchas de las situaciones se las planten a los maestros porque es el segundo referente luego del núcleo familiar conviviente o una vecina con confianza”, sostuvo la jefa del Programa.

En ese sentido, si el chico relata una situación de vulneración de derechos, Mollo explicó que se lo debe escuchar, pero no juzgarlo o indagarlo más allá de lo que quiera decir.

“Cuando uno no sabe lo que está sucediendo y cuenta esto tan terrible, uno tiende a preguntarle cómo fue, donde, que te hizo. En ese momento tiene que dejar que se explaye, manifestarle que uno lo va a ayudar, que no lo va a juzgar y que puede sentirse libre para decir todo lo que quiera. Dejarlo que hable e inmediatamente pedir ayuda”, resaltó.

Acto seguido se debe llamar al 102, donde se asesorará a la persona sobre qué hacer y los pasos a seguir. Sin embargo, si se trata de un abuso “muy reciente” es necesario llevar a la víctima inmediatamente al hospital donde se evaluarán las posibles enfermedades de transmisión sexual o de embarazo, en caso de tratarse de una niña.

Si el victimario se encuentra en el núcleo familiar conviviente, “se pide la intervención de ETI” para resguardar al niño.

En tanto, desde el Programa se lleva adelante la asistencia terapéutica a través de los 35 equipos distribuidos en la provincia y que están conformados por médicos, psicólogos y trabajadores sociales. “Una vez que se lo pone a resguardo, se lo deja a cargo de un adulto que lo va a cuidar y no va a vulnerar su derecho, se pide un turno y se trabaja para reparar el daño que ha tenido en función del maltrato o el abuso”, dijo Mollo.

Y agregó: “Muchas veces están amenazados, son situaciones en las que el niño siente culpa, vergüenza. Aparte se los amenaza muchas veces: ‘Si vos hablas si decís lo que nos está pasando yo le voy a hacer daño a tu mamá o a tus hermanitos’”.

Finalmente destacó que trabajan en coordinación con la justicia penal y que, cuando se toma conocimiento de una situación de abuso sexual, se realiza inmediatamente la denuncia. Además, ante estas situaciones, “se examinan en el Notti directamente por el Cuerpo Médico Forense para evitar un doble examen y la revictimización”.