La ministra de la Corte local, Aída Kemelmajer, es una mujer muy inteligente. Nadie duda eso. Pero casi más que su intelecto, ayer en la Universidad de Congreso, donde dio una charla, se destacó nada menos que por su ropa. Resulta que la destacada jurista se enfundó en un traje rojo furioso, que dañaba los ojos. Fue el comentario de la mañana, más allá de las definiciones de la ministra sobre la idea de Celso Jaque de “castrar” químicamente a los violadores. ¡Qué tal, Aída!