El primer juicio oral y público contra Cristina Kirchner por el direccionamiento de la obra pública comenzará el próximo martes y estará a cargo del Tribunal Oral Federal 2 en Comodoro Py, donde la senadora nacional se reencontrará con su exministro de Planificación Federal, Julio de Vido, y con el empresario Lázaro Báez, ambos detenidos.

En plena campaña por la unidad del PJ y en medio de la expectativa por su eventual precandidatura presidencial, la exmandataria deberá asistir a la primera jornada de un juicio que se estima que durará alrededor de un año.

Según establecen los procedimientos, un imputado debe presenciar el debate oral desde su inicio hasta que se produzca su indagatoria. Luego, puede asistir o no, pero debe regresar para escuchar los alegatos y el veredicto.

En el medio, entre las indagatorias y los alegatos, declararán los testigos, que en este caso son 160. Entre los citados por pedido de la senadora de Unidad Ciudadana están los exjefes de Gabinete del kirchnerismo Alberto Fernández, Sergio Massa, Aníbal Fernández, Juan Manuel Abal Medina y Jorge Capitanich.

Además, declararán como testigos los empresarios Carlos Wagner, Enrique Eskenazi, Eduardo Eurnekian y Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri, entre otros, según explicó Nicolás Wiñazki.

Para la primera jornada del proceso contra Cristina Kirchner, que arranca el martes al mediodía, en la sala AMIA de Comodoro Py, está prevista la lectura del requerimiento de elevación a juicio de los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques -sentados en primera fila, en un lateral del recinto-, que tiene 600 páginas y se estima que demorará varios días.

Tras la confirmación de la Corte Suprema sobre el inicio del juicio, el martes se espera que la expresidenta se encuentre con De Vido y Báez, que estarán sentados en la misma fila que ella, apenas separados por sus respectivos abogados.

En la fila de atrás estarán ubicados José López -que se declaró como arrepentido en la causa de los cuadernos- y Santiago Carlos Kirchner, el primo hermano de Néstor, que era el Coordinador Federal de la obra pública a nivel nacional y que, antes de eso, fue dueño de una pinturería en Santa Cruz. Mientras que en la última hilera estará presente Abel Fatala, el segundo de José López, una persona que hasta ahora lograba escapar de los infortunios judiciales.