Honduras comenzó a ser un hervidero de comentarios y apuestas políticas en torno a la posición que asumirán los 128 parlamentarios a la hora de votar para definir el futuro del derrocado mandatario Manuel Zelaya, quien se encuentra alojado en la Embajada de Brasil desde el 21 de setiembre. Los diputados, de los cuales 90 de 128 buscan su reelección en los comicios generales del 29 de noviembre, son ahora el objeto deseado de los dos grupos que se disputan el poder en Honduras desde hace más de cuatro meses. Y desde que se conoció la firma del Acuerdo San José-Tegucigalpa el viernes, por medio del cual se puso fin, teóricamente, a la crisis política hondureña, comenzaron a ser objeto de presiones políticas que se mezclan con la campaña electoral.
    En la actual composición del Parlamento hondureño hay 62 diputados del oficialista Partido Liberal; 55 de la mayor agrupación opositora, el Partido Nacional; 5 de la izquierdista Unificación Democrática (UD), de los cuales 4 son afines a Zelaya y una es opositora; 4 de la Democracia Cristiana y 2 del socialdemócrata Pinu. Aunque todavía no se conoce si la votación en torno a la restitución de Zelaya requerirá mayoría simple –unos 65 votos favorables– o calificada –que son 86– desde ya comenzó la batalla por ganarlos. De la bancada de su Partido Liberal, Zelaya apenas cuenta con el apoyo máximo de 15 diputados, a los que sumaría 4 de UD y uno de la Democracia Cristiana, según el balance hecho por la prensa hondureña.
    De manera que el futuro de Zelaya depende de los votos de sus adversarios del Partido Nacional, a menos que logre todos los votos de la bancada liberal, algo difícil según los especialistas hondureños. La cosa se pone más complicada para Zelaya, teniendo en cuenta que el candidato presidencial de los liberales, Elvin Santos, ha comenzado una campaña mediática en la que acusa a su rival del Partido Nacional, Porfirio Lobo Sosa, de tener un pacto con Zelaya para restituirlo.