El travesticidio de Melody Barrera no será un caso fácil de resolver.

Los detectives liderados por la fiscal de Homicidios Andrea Lazo están direccionando la pesquisa a conocer cómo fueron los últimos días de la joven de 27 años y se apoyan en la tecnología para intentar identificar a el o los matadores que actuaron el sábado durante en la madrugada en la zona de Costanera y Correa Saá, de Guaymallén.

En un primer momento, los sabuesos creían que las cámaras de seguridad de la zona habían captado el hecho de sangre y revelarían el misterio con respecto a la fisonomía del agresor, pero, en un primer barrido que desarrollaron los especialistas, se concluyó que los resultados no fueron los esperados.

Básicamente, las imágenes recolectadas no captaron cómo fue la secuencia de disparos –el cuerpo recibió seis plomos, la mayoría en la espalada, de una pistola calibre 9mm– contra Melody.

Ante esto, el personal de Investigaciones profundizó los trabajos de campo para buscar más aparatos en las adyacencias y así conocer más detalles del asesinato.

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Otro de los puntos destacados del caso está relacionado al vehículo que describieron los testigos en el expediente que se encontraba cerca del teatro del hecho.

Se trata de un VW Bora color claro –sería celeste– “que salió a toda velocidad después de que se escucharan las seis detonaciones”.

Si bien la hipótesis principal agrega que el travesticida se movilizaba en ese rodado junto con otras personas, esto no está comprobado.

Hasta este lunes por la noche, en la fiscalía de Lazo no estaba confirmado que el autor de los disparos se hubiera bajado de ese auto para luego acribillar a la joven trans. “No se descarta que ese vehículo se encontraba en el lugar y el conductor arrancó cuando escuchó los disparos”, contó una fuente de la causa a El Sol.

Con todo esto, esperan que en las próximas horas se incorporen más pruebas que ayuden a encaminar la causa hacia el esclarecimiento. Además, apuntan a encontrar el teléfono celular que tenía la víctima al momento del ataque.

Los detectives supieron que tenía, al menos, tres –uno se encontraba en la habitación que le alquilaba a una conocida travesti de la zona, quien se lo entregó a la fiscal– y uno “desapareció” de la escena antes de que llegara la policía.

Una las primeras versiones que nacieron en la causa apuntaba a un asalto que terminó en un homicidio. La víctima tenía una mochila cuando fue atacada –lo destacaron los testigos– y, cuando llegaron los primeros policías, el morral ya no estaba sobre el cadáver.

Al parecer, las primeras personas que se acercaron al lugar le sustrajeron esa pertenencia a la víctima y esto desactivó cualquier tipo de análisis previo.

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Así las cosas, desde un principio, tal como publicó este diario, trascendió que Melody ejercía la prostitución en la zona y pactaba los encuentro con sus clientes en diversos sectores de Guaymallén y Capital debido a la pandemia del coronavirus. Por eso sospechan que el matador pudo ser un cliente o alguna persona de su entorno.

Es más, no descartan que se trate de otra trabajadora sexual que haya mantenido conflictos con la víctima por una cuestión de “territorialidad”.

Por último, fuentes de la investigación señalaron que, debido a esto, la calificación del hecho puede ser modificada durante el avance de la causa.

Si el hecho se produjo en un asalto o una pelea con otra persona, la figura de travesticidio desaparecerá del expediente y pasará a calificarse como homicidio agravado por el uso de arma de fuego, debido a que ya no habría sido atacada por su condición de joven trans.