El subsecretario de Planificación del Ministerio de Salud y cuñado del gobernador, Ricardo Landete, fue el segundo de los funcionarios de Salud que concurrió en dos días a la Legislatura. Ayer le tocó el turno a él, mientras que el lunes lo hizo el ministro de la cartera, Sergio Saracco. La visita de estos dos integrantes del equipo de Salud del Gobierno se dio en medio de una interna feroz que amenaza con dejar fuera de la gestión a uno de los dos. El contexto se compone de denuncias cruzadas y escándalos varios, que incluyen el pedido de renuncia de un director no querido por Landete y protegido por Saracco –Carlos Delamarre, titular del área de Salud e Higiene de los Alimentos, cuestionado por mal desempeño de sus funciones– y la acusación de irregularidades de una trituradora de tomate propiedad de la familia del subsecretario Landete.

     Al respecto, el funcionario les dijo a los legisladores que había pedido la remoción de Delamarre en junio, pero el ministro se negó a aceptar esta decisión. Entre otras cosas, Landete justificaba el pedido en diversas denuncias por irregularidades en los controles, habilitaciones de locales sin las condiciones de higiene requeridas y denuncias de los inspectores por acoso laboral. Sin embargo, esto nunca sucedió, aunque Landete minimizó esta situación. Dijo que las diferencias con Saracco existían, pero esto no le remitía problemas al ministerio, sino que se trataba de diferencias enriquecedoras.

     En cuanto a las acusaciones de la empresa tomatera, Landete defendió el honor de su familia, dueña de la trituradora. “La firma de mi padre existe hace 40 años y siempre tuvo una trayectoria intachable. Estoy orgulloso de eso”, sostuvo el funcionario. Se puso a disposición de la investigación y dijo que es la Justicia la que debe esclarecer este episodio./Paola Alé