Al menos catorce personas murieron ayer –siete de ellas policías–, mientras medio centenar resultó herido en enfrentamientos y ataques perpetrados en otra sangrienta jornada en Irak. En Tikrit, a 130 kilómetros al norte de Bagdad, un atacante estrelló un camión contra un muro de protección para detonar una carga explosiva y destruir el edificio en el que se encontraba la Dirección de la Policía de Carreteras. “Hemos recibido los cadáveres de siete policías y tres civiles, además de medio centenar de heridos, entre ellos, numerosos agentes”, sostuvo el comandante de policía responsable de la seguridad del hospital de Tikrit, Abdu Karim Mohamed.

    Esta explosión fue la más letal de una serie de ataques y otros actos de violencia, de los cuales la mayoría tuvo como objetivo a agentes de la policía iraquí, según informó DPA. Otra bomba colocada al costado de una carretera destruyó totalmente una patrulla policial cerca de una estación de servicio en Balad Ruz, a unos 70 kilómetros al noroeste de Bagdad, matando a un policía e hiriendo a otras seis personas –cinco agentes y un civil–, según el centro de la policía provincial en Diyala, uno de los bastiones de la insurgencia suní. En tanto, otras cuatro personas murieron en enfrentamientos producidos en un sector de mayoría chií de Bagdad.