Estuve con ellos, nos miramos intensamente, pero no elegimos las palabras, fueron brotando, como decía Martín, como agua de manantial. Son jóvenes y están presos, no hablamos de sus delitos, pero sí de sus dolores. Tienen esperanza, son jóvenes, pero da pena ver una esperanza que tenga que esperar tanto. Están haciendo una revista, originalmente la han titulado Oveja negra, asumiendo su condición de distintos en el rebaño.

    Si usted quiere conocerlos, entenderlos, perdonarlos, acercarse a ellos, no tiene más que leerla, porque en cada una de sus palabras está el sentimiento de quienes saben que, por mérito propio, no son propietarios del afuera. Empecé a hacerme amigo de ellos, mi visita fue fugaz. Tienen un potencial enorme y a veces sonríen con una sonrisa de alas quebradas. Mauricio, que alguna vez fue mi alumno (lo digo con orgullo), es su maestro y el director de la revista.

    Recuperar es su tarea, y no es tarea menor si se trata de recuperar vidas. Oveja Negra tira unos pocos ejemplares, porque no tiene forma de financiar más. Si usted puede meterse adentro de ella, podrá encontrar una realidad distinta y tal vez se sienta dispuesto a cambiar esa realidad o, al menos, a conversar con ellos y las palabras sueltas, esas que brotan como agua de manantial.