Es una paradoja que aquellos que tienen en sus espaldas la responsabilidad de garantizar la constitucionalidad de todos los actos sean los primeros en violar el artículo 16 la Carta Magna, que reza que “todos sus habitantes son iguales ante la ley”. Y aclara que “no admite prerrogativas de sangre ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza”.
Aún así, el Poder Judicial se autolegisla en asuntos impositivos, y, depende del humor del máximo tribunal que esa igualdad con el resto de la población sea tal.
Jueces y fiscales que tienen más de dos años de antigüedad no pagan Impuesto a las Ganancias, a pesar de tener los sueldos más altos del Estado. ¿Por qué? Básicamente, porque sienten que pertenecen a una casta privilegiada y que están por encima de la ley. Sí, justamente, ellos.
Una forma clara de entender por qué la Justicia en Argentina rara vez es justa.