Estos días son clave para el futuro de la senadora del justicialismo Esther Pedernera. No sólo el fiscal que la investiga, Eduardo Martearena, por supuestos malos manejos de fondos públicos terminará la investigación, sino que también los legisladores decidirán si la peronista sigue ocupando su banca. La otra opción es pedirle que estire la licencia que se está tomando hasta que se esclarezca el caso. Según fuentes judiciales, entre lunes y martes, Martearena tomará declaración a dos testigos que él mismo mandó a llamar y a dos más que presentó el ex secretario y denunciante de la senadora, Carlos Aciar.

    Además, enviará a que le realicen una pericia caligráfica a dos cheques para comprobar de quiénes son las firmas. Es que hace unas semanas, Pedernera llevó a una persona al juzgado para que declarara contra Aciar. Se trata de un hombre de apellido Vallejos, quien habría dicho que el denunciante le entregó pasajes de la partida de la legisladora. Allí fue cuando Aciar pidió un careo con esta persona, el que se realizó el martes.

    “Este hombre, que no es mi amigo, no supo decir en qué línea había viajado y aseguró que le entregué pasajes en mi casa y, después, en un café. Pero cuando le pregunté sobre cómo era mi vivienda, no supo contestar”, explicó el denunciante, quien se acercó a Tribunales hace más de un mes para sostener que la senadora había fraguado viáticos y pasajes, utilizando su nombre y su firma.

MÁS PRUEBAS. La situación judicial se calentará más en los próximos días, porque el ex secretario de la legisladora presentará dos testigos. Según se supo, se trataría de una empleada doméstica que tuvo en algún momento Pedernera en su vivienda y de un primo suyo, que hoy es concejal en Rivadavia. Ambos irían a decirle a Martearena que Vallejos, el hombre que fue a testificar contra Aciar, es un allegado muy cercano a la senadora, y que se conocen desde que eran niños.

EL FUTURO POLÍTICO. Con la revolución política que existe en el interior del justicialismo, este tema había quedado un poco congelado dentro del partido. Sólo se le pidió a la senadora que se tomara una licencia sin goce de sueldo hasta que las aguas se calmaran, luego de que estalló el escándalo de sus cuentas. Pero en estos momentos, las autoridades del bloque al que ella pertenece están manteniendo reuniones con distintos dirigentes y profesionales del derecho para saber qué deberían hacer con esta senadora desde el punto de vista político. Lo que sucede es que si el malestar con Pedernera era importante, el jueves la situación se desbordó.

    Según varios testigos, la senadora se fue a los gritos de las oficinas legislativas donde trabajan los senadores justicialistas. Estaba dispuesta a irse del lugar con la aprobación de sus pares para que la licencia que le obligaron a tomarse se la pagaran. La cosa es que el resto de los senadores del PJ le negó esa posibilidad, porque teme que esto provoque más revuelo. Además, dicen que “no corresponde que se le dé ni un centavo”.

    Desde el resto de los bloques del Senado, no quieren levantar juicio aún sobre esta situación. La mayoría mira para otro lado y dicen que “esto es problema de los peronistas”. Pero también es cierto que cuando salió a la luz esta denuncia, se puso en juego todo el sistema de rendición de cuentas de viáticos y pasajes y la implementación de sistemas que garanticen más transparencia. Y, ante esto, se pensó en ajustar aún más los controles para evitar otro escandalete de estas características.