Hugo Ramón Trentini tiene un antecedente tétrico como policía: estaba de turno el día que se firmó la falsa libertad a Francisco Tripiana, uno de los primeros detenidos desaparecidos que hubo en la provincia luego del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Años más tarde, en democracia, fue el comisario responsable de la Comisaría 38 de San Rafael, de donde supuestamente escapó Sebastián Bordón, cuyo cuerpo apareció sin vida días más tarde.

Por el homicidio de Bordón, Trentini fue condenado a 15 años de prisión por ser uno de los autores del crimen. Hacía tiempo que había recuperado la libertad cuando este lunes fue detenido por orden del juez federal Ariel Puigdengolas, sospechado de delitos de lesa humanidad.

Trentini, por alguna razón que tiene que ver con el círculo de impunidad que rodeó durante años a los represores en Mendoza, nunca estuvo imputado por el caso Tripiano, a pesar de que otras personas que estuvieron en su misma condición ya fueron juzgadas y condenadas, como el ex teniente coronel Aníbal Guevara y el ex policía Raúl Ruiz Soppe, quienes en 2010 recibieron una pena de perpetua en el primer juicio por delito de lesa humanidad en Mendoza.

Por el caso Tripiana también fue condenado a ocho años de prisión el abogado Raúl Egea, por falsificar el documento donde se había asentado la libertad de Tripiana.

Luego de las declaraciones en el juicio, se pidió una compulsa para iniciar una investigación. Eso dio como resultado un pedido de detención masiva en San Rafael. Fueron 35 las órdenes que firmó el juez Puigdengolas, entre los que aparecieron ex militares, ex policías, civiles y hasta un cura; todos, vinculados de un modo u otro con secuestros, torturas y homicidios.
En el caso de Trentini, su accionar parece repetirse. Entre el caso Tripiana (en 1976) y Bordón (1997) hay varios puntos de coincidencia.

Primero, la presencia de Trentini en ambas escenas. Segundo, la invención de una ficción para cubrir un crimen: con Tripiana fue una falsa libertad y con Bordón una supuesta huida. Los dos se convirtieron en víctimas de la mano dura policial. Del primero nunca se recuperó el cuerpo; el segundo, apareció tirado en un barranco del Cañón del Atuel. 

Testigos aseguran que al momento de ser detenido y estar frente a Puigdengolas, Trentini levantó su dedo índice y, señalando al magistrado, disparó: “Usted no sabe lo que está haciendo. Esto no va a quedar así”.

Por ahora, está preso.