Santiago y Mario Gutiérrez, un cordobés y un mendocino, cumplirán un hito en el deporte adaptado de alta exigencia: cruzarán la cordillera en handbike por primera vez. La travesía llamada “Ascenso a la gloria” busca desafiar los límites y eliminar los obstáculos a la integración.

“La locura”, como catalogó Mario, comenzó a gestarse hace un año cuando ambos deportistas se cruzaron en las redes sociales y se unieron con un “inventor”, también cordobés, que desarrolló una bicicleta de mano con cambios y ruedas de mountain bike.

El objetivo es ascender el domingo 16 al Cerro Cristo Redentor de los Andes en esta modalidad, llegando a la altura máxima de 4.000 metros sobre el nivel del mar y cruzar hacia Chile. Todo en poco menos de 4 horas y recorriendo una distancia de 17 kilómetros. Aunque cumplir un récord de tiempo, no es la finalidad del dúo.

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Santiago llegará de Córdoba el día jueves para ir aclimatándose a Mendoza. Tiene 43 años y una discapacidad motriz desde el 2012 cuando sufrió un accidente de auto que le provocó una paraplejia (lesión medular). Aunque no puede caminar nada lo frenó para continuar haciendo deporte, sobre todo, natación en aguas heladas.

Antes del evento que le cambiaría su vida, era guardavidas y poco después de su internación, donde fue operado, se metió a una pileta. Aprendió a flotar nuevamente e inició una carrera para oponerse a la diversidad.

De esta forma, cruzó el Lago San Roque; también el Lago Argentino; unió Argentina con Paraguay nadando por el río Paraná y luego hizo lo propio con Bolivia, a través del río Bermejo. Además, nadó por el Canal de Beagle en reclamo por una salida al mar que disputa este último, con Chile.

“¿Por qué lo hago? porque sufrí un accidente y no puedo caminar. Principalmente, busco hacer proezas bajo la voluntad de Dios”, afirmó y señaló que mucha gente que está en la misma situación le agradece “por su mensaje que tiene pocas palabras y mucha acción”.

Con algunos matices, la historia de Mario (57) no es diferente. Oriundo de Las Heras, tuvo poliomielitis a los nueve meses de edad. La conocida parálisis infantil le dejó secuelas, pero logró caminar gracias al intenso trabajo de rehabilitación que hizo desde pequeño.

La tozudez que lo hizo progresar desde la niñez, acompañó al paratleta durante toda su vida, formó parte de la selección Argentina y en 2016 ingresó al libro Guinness de récords mundiales al recorrer 210,681 kilómetros en 24 horas en silla de ruedas.

El desafío

“En un primer momento queríamos hacer el cruce desde el lado chileno a Argentina pero por la inestabilidad que se vivió en el vecino país decidimos postergarlo. Así que realizaremos el cruce de Los Andes desde Las Cuevas, pasando por el Cristo Redentor, llegando a los 4.000 y bajando hasta Cancha Pelada del lado chileno”, contó Mario.

En toda la travesía irán acompañados por amigos, quienes recorrerán el camino en autos. “Esto no sería posible sin el apoyo de nuestros amigos”, relató Santiago.

En cuanto a la silla, relató que un fabricante de Córdoba se contactó con ellos y le cedió dos de los prototipos para que lo probaran. Aunque ya existen handcicles en el mercado, este tiene características similares a un rodado común, con cambios, freno a discos hidráulico, ruedas de montain bike rodado 26 y estabilidad.

Mario es la primera vez que corre en uno ya que la silla que usa en pruebas deportivas es de maratón, hecha a medida de acuerdo al tipo de discapacidad que posee. Se empuja con una técnica del pulgar donde se ejerce una presión de 130 kilos por remada.

“El entrenamiento es muy fuerte. Básicamente consiste en agarrar el rodado, usarlo en pendientes complicadas y fusionarse con él. Uno se convierte en un centauro”, explicó Santiago, quien señaló que la parte física implica todo un desafío ya que estarán en altura y sometidos a la falta de oxígeno.

Para esto se aclimatarán durante dos días en altura y uno de los factores que deberán tener en cuenta son los cambios climáticos repentinos. Asimismo deberán tener en cuenta las velocidades de bajadas porque corren riesgo de derrapar por el estado de la ruta.

El impacto en la sociedad

El dúo hizo hincapié en la importancia de la práctica deportiva en las personas con discapacidad. Produce una mejora de la calidad de vida, así como beneficios específicos: facilita la movilidad, en el aspecto psicológico y social.

En este sentido buscan que la cordillera y las rutas de Mendoza logren estar adaptadas para este tipo de disciplinas y también para el turismo de personas con movilidad limitada.

“Queremos que se animen a visitar la majestuosidad de la Cordillera de Los Andes, con toda su belleza de montañas en lugares tales como Puente del Inca, Penitentes, Polvaredas, Punta de Vacas, Uspallata, Caracoles de Villavicencio y disfruten de las experiencias y el desafío que esto conlleva”, dijeron.