Entre los inconvenientes que generará la vuelta al anterior sistema educativo, el que más preocupa al Gobierno provincial es la transición entre la primaria y la secundaria. Es que, mientras en el formato anterior a la Ley Federal de Educación de 1995 la escuela obligatoria era de ocho años y concluía en séptimo grado, luego de la implementación de la Ley, la escolarización obligatoria se extendió a diez años. El gran dilema de la Dirección General de Escuelas (DGE) será que la población entienda que, si bien la primaria será de siete años a partir del próximo ciclo lectivo, los chicos no terminarán en séptimo grado el nivel básico, sino en segundo año de la secundaria. Esto ocurrirá mientras se incorporan los tres años restantes del nivel medio como obligatorios.

    Emma Cunietti, titular de la DGE, admitió que este aspecto es en el que más deberán trabajar y que no escatimarán esfuerzos para lograrlo. La tarea principal será crear conciencia social acerca de la importancia de extender los años de escolarización básica, y lo harán a través de fuertes campañas de difusión.

DESAFÍO. La directora destacó que al Gobierno no le preocupa tanto equiparse técnicamente para hacer frente al desafío, sino concentrarse en captar a los adolescentes –más de quinientos mil, según el Sindicato Unido de trabajadores de la Educación (SUTE)– que hoy no forman parte del sistema. Además, lo que se buscará es incrementar el porcentaje de terminalidad de los alumnos que comienzan el nivel medio y no lo concluyen. La funcionaria dijo que alrededor de treinta por ciento de la matrícula se pierde y admitió que, de no ponerse en práctica políticas destinadas a paliar sus efectos, el cambio podría provocar una suba del abandono.

PILARES DEL CAMBIO. Para la funcionaria, la nueva ley educativa provocará que los cambios excedan el ámbito escolar. Si bien lo primero será introducir modificaciones curriculares, sumar infraestructura y preparar el recurso humano necesario, la transformación primordial debe ser cultural. En ella estarán implicadas las instituciones, principalmente la familia. “Si los padres no asumimos que la educación de los chicos es importante, y que con diez años de escuela no alcanza, no habrá ley que valga”, enfatizó Cunietti.

CRÍTICAS. Si bien aseguran estar de acuerdo con el incremento de años de escolarización obligatoria, desde el SUTE criticaron el proceder del Gobierno. Alejandro Flores, integrante del secretariado general del gremio, aseguró que para el sindicato no están claras las políticas de implementación de los cambios. “El Gobierno se ha adelantado, como siempre, en hacer declaraciones sin consultar” aseveró. Por último, dijo: “Se nos ha tenido poco en cuenta. Por ejemplo, nunca nos llegó un borrador del anteproyecto para estudiarlo, pero vamos a exigir ser actores principales del cambio”.