La ministra de Seguridad, Nilda Garré, admitió hoy que personalmente sentía “cierta culpa” porque no puede revertir la “sensación” de inseguridad que existe entre la población, que es uno de los temas que varias personas reclamaron durante el cacerolazo del jueves.

Garré consideró que esta situación también se enmarca en “la instalación mediática de la inseguridad como déficit del Gobierno nacional”.
“En la marcha del otro día se vio muy claro, había palabras o consignas que estaban casi uniformadas”, indicó la funcionaria respecto a los reclamos por mayor seguridad que se observó en las manifestaciones del jueves en distintas ciudades del país.

Cuando durante un reportaje en radio La Red le preguntaron por qué se sentía con culpa, Garré respondió: “Como no podemos modificar está sensación” de inseguridad.

“Un estado de cierta culpa, porque la gente está tan angustiada, yo no digo que está no sea una sociedad con dosis de inseguridad, pero muy menores a los que hay en otras ciudades del mundo”, destacó Garré.

La funcionaria aseveró que “la gente se siente más insegura en Buenos Aires que en ciudades como México, Bogota o San Pablo”.
Garré puntualizó que su gestión está “potenciando una política de mayor participación” de la ciudadanía a fin de combatir el delito.
“El Estado solo no puede”, indicó la ministra, quien añadió que “la gente nos va decir los lugares más peligrosos, donde están banditas intimando, o cuando las policías no cumplen debidamente con su función”.

Muchas de las personas que participaron el jueves de los cacerolazos en el Obelisco porteño, Plaza de Mayo y en otros lugares de la Argentina, portaron carteles con reclamos de mayor seguridad o justicia por familiares asesinados en hechos delictivos.

“A todos los que reclaman seguridad les dijo que este es un problema hoy de casi toda las sociedades del mundo, y es un problema que tenemos que resolver entre todos, construyendo organizaciones zonales o barriales que ayuden a ir resolviendo los problemas”, señaló la ministra.

Garré opinó que la Argentina “no es un país con tradición violenta, ya que no es México, Colombia, donde por ejemplo hay carteles como el de Medellín”.

“Evidentemente el delito empezó a crecer en la Argentina, levemente, pero no fue una suba terrible”, recalcó la funcionaria del gobierno de Cristina Fernández.

Al respecto, dijo que ese crecimiento del delito se inició “en la década del 90”, aunque reconoció que en los últimos años hay más “violencia” en los hechos.