El sacerdote Guillermo Marcó, portavoz del Arzobispado de Buenos Aires, advirtió ayer que “si un presidente fomenta cierta división, termina siendo peligroso para todos”, y pidió dejar de “alentar odios y de levantar el dedo acusador”. Marcó se expresó en esos términos al ser consultado sobre las diferencias que mantiene el presidente Néstor Kirchner con sectores de la Iglesia.

    El portavoz del arzobispo Jorge Bergoglio dijo que “un presidente debe ser consciente que es presidente de todos los argentinos, que es su responsabilidad mayor”, al tiempo que advirtió que los argentinos viven “un momento violento”, con “una sensación de inseguridad” constante.

    Sin embargo, negó que la Iglesia y el Gobierno estén pasando por el peor momento en sus relaciones, al sostener que el punto máximo de pésimos vínculos entre ambos poderes fue durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, “cuando se arrestaba a sacerdotes y se quemaban iglesias”.

    Marcó fue consultado a raíz de los enfrentamientos verbales entre Kirchner y la Iglesia, que tienen origen en la candidatura a convencional constituyente del hasta ayer obispo misionero Piña, quien fue jubilado por el Vaticano (ver aparte). Respecto de lo que ocurre en Misiones, Marcó dijo que “la Iglesia tiene una larga tradición de miembros constituyentes, desde la Constitución de 1853”, por lo que estimó que el hecho de que Kirchner lea la candidatura de Piña como que “la Iglesia forma un partido opositor y, por eso, atacarlo me parece que no corresponde”.

    También respondió a Kirchner, quien aludió a miembros de la Iglesia que apoyaron la última dictadura, y señaló Marcó que “la Iglesia somos todos, lamentablemente, había miembros en los dos bandos, también había en montoneros, que nació de gente de la Iglesia, y hubo otros que estaban con la represión”, afirmó.

    Luego de las declaraciones del vocero del Arzobispado, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, aseguró que “todos estamos esperando” que la Iglesia haga una autocrítica sobre su accionar durante la última dictadura,al tiempo que calificó de “terrible” y “una enormidad” que el vocero del Arzobispado de Buenos Aires, Guillermo Marcó, haya insinuado que el presidente Néstor Kirchner alienta la división y el odio entre argentinos.