A veces cuesta entender cómo es la toma de decisiones en la mesa chica del Gobierno nacional. Se anuncian medidas que inevitablemente generarán malestar social para luego dar marcha atrás y corregir errores. Es una conducta que fue valorada en los primeros meses de gestión; sobre todo, porque era una muestra de una falsa humildad para reconocer fallas y de ese modo diferenciarse de la omnipotencia que supo caracterizar al kirchnerismo. Pasado el tiempo, repetir la fórmula se parece más a la desidia que a una política de comunicación. Justamente, las situaciones que más desgaste generaron en estos casi tres años tuvieron que ver con el poco tino a la hora de hacer anuncios. Desde el primer tarifazo, pasando por el discurso de Mauricio Macri que hizo disparar el precio del dólar, hasta esta compensación a las empresas prestadoras de gas.